domingo, 2 de agosto de 2009

El color del pecado: negritud e inmoralidad están psicológicamente unidas.


La asociación de los colores con las emociones es un hecho conocido y explotado hasta la saciedad por los expertos en publicidad y diseñadores de identidades corporativas. En cualquier manual de estas especialidades encontramos que el blanco se asocia a la pureza, la limpieza o la luminosidad y el negro a muerte, rebeldía o maldad [como puede apreciarse en la imagen, también se usa en el cine]. Estas asociaciones pueden tener y, de hecho tienen, un sesgo cultural, así que nos centraremos en la llamada cultura de base judeo-cristiana occidental. En este contexto, ¿hasta qué nivel llega esta asociación de colores y emociones? ¿Llegaría hasta el punto de contribuir a formar actitudes racistas? Esto es lo que han empezado a explorar Gary Sherman y Gerald Clore, ambos de la Universidad de Virginia (EE.UU.) en un artículo publicado recientemente en Psychological Science.

El efecto Macbeth es la tendencia, muy conocida, de querer lavarse, limpiarse, físicamente cuando se ha actuado en contra de las normas establecidas o, en algunos casos, si se ha considerado seriamente tener una conducta inapropiada a los ojos del sujeto. El nombre viene de la escena de la obra de Shakespeare en la que Lady Macbeth, desesperadamente, trata de lavar manchas de sangre imaginarias tras animar a su marido a que mate al rey. Esta asociación de limpieza con rectitud moral está unida a la conexión, bien establecida, que existe entre el asco moral (por ejemplo, cuando se consiente realizar prácticas sexuales inusuales, no deseadas íntimamente por el sujeto) y el asco físico (por ejemplo, el que se siente al tomar excrementos frescos con las manos o comer comida podrida). Los investigadores, interesados en explorar la extensión de estas conexiones, se preguntaron si los papeles morales del color negro y del blanco estaban conectados con el efecto Macbeth.

Para hacer esta exploración diseñaron un experimento en el que participaron estudiantes universitarios de distintos extractos raciales. A todos se les pidió que dijesen en qué color estaban escritas las palabras que se les enseñaban tan rápido como pudiesen.

Esta técnica no es nueva. Los psicólogos hace mucho que conocen el efecto Stroop: si a la gente se le presenta, por ejemplo, la palabra “azul” escrita en letras azules, serán capaces de decir mucho más rápidamente el color de las letras que si es la palabra “rojo” la que está escrita en letras azules [para hacer una prueba pulsa aquí].

En el experimento de Sherman y Clore se presentaban palabras de corrección moral, (“virtuoso”, “honestidad”) e incorrección (“engañar”, “pecado”), en letras negras o blancas en la pantalla de un ordenador. Cuando las palabras “buenas” se presentaban en letras negras los participantes empleaban 510 milisegundos en decir el color de la palabra. Cuando estas mismas palabras se presentaban en blanco usaban 480 milisegundos para identificarlo, una diferencia significativa. Un efecto similar se aprecia con las palabras “malas”. Responder a las blancas, 525 milisegundos, a las negras 500. Estos resultados son marcadamente parecidos a los que se obtienen en los tests del efecto Stroop, en los que los colores chocan con el significado de las palabras.

Por si esto fuese poco significativo, en una variante del experimento, los investigadores comprobaron que existía priming, el hecho de que un estímulo anterior influye en la respuesta a un estímulo posterior. Para ello hicieron que los participantes copiasen a mano una declaración inmoral previamente al experimento, lo que tuvo como resultado un aumento en la velocidad de identificación de las palabras escritas en negro, incluso en los participantes que en la prueba anterior no habían mostrado diferencias entre los colores.

Aparte de la aportación que estos resultados suponen para el conocimiento del efecto Macbeth, los autores sugieren que sus hallazgos pueden tener implicaciones para la comprensión de los prejuicios raciales. Dado que su trabajo apunta a que la negritud y la inmoralidad están psicológicamente unidas, y que las etiquetas “negro” y “blanco” se aplican habitualmente a la raza, la piel oscura podría por tanto ser asociada con la inmoralidad y la impureza.

Como la mayoría del grupo objeto del estudio era blanco, no hay manera de detectar a partir de los datos originales si la gente de raza negra reacciona de la misma manera que los demás y, por lo tanto, el efecto es independiente del color de piel. Para comprobarlo los investigadores están realizando los experimentos pertinentes. Los resultados preliminares indicarían que el efecto no está confinado a los blancos.

Referencia:

Sherman, G., & Clore, G. (2009). The Color of Sin: White and Black Are Perceptual Symbols of Moral Purity and Pollution Psychological Science DOI: 10.1111/j.1467-9280.2009.02403.x

1 comentario:

wolverenstein dijo...

¿Existe ya el estudio en personas de raza negra? Sería bastante interesante contrastar los resultados, así como realizar el estudio en distintos grupos culturales (independiente de la mezcla racial que haya en ellos).

Saludos.