viernes, 13 de noviembre de 2009

Flora intestinal y obesidad.


Para la obesidad se han encontrado muchos culpables: los huesos grandes, la comida basura, los genes o unos padres incompetentes. En los últimos años ha aparecido un nuevo responsable: la flora bacteriana del intestino. Los intestinos humanos están llenos de microorganismos que ayudan a la digestión y también evitan que sus homólogos patógenos nos invadan. En esta simbiosis algunas bacterias son mejores que otras a la hora de suministrar alimento a sus huéspedes humanos, y también parece que, por mecanismos que aún no se conocen, son capaces de hacer que los cuerpos de su simbionte almacenen la energía como grasa y que esa grasa se mantenga.

En el pasado, cuando había suministros limitados de alimento, habrían sido unas valiosas aliadas. En una época de abundancia, sin embargo, se han vuelto problemáticas. En concreto, estudios hechos con ratones sugieren que la obesidad está asociada con tener una alta proporción de un grupo de bacterias llamado Firmicutes, mientras que en los ratones no obesos abundan las de otro grupo, las Bacteroidetes [1]. Estos trabajos también han sugerido que transplantar microbios de “ratones delgados” a ratones obesos podría hacer que éstos fuesen más delgados, al menos durante un tiempo.

Lo que es cierto para los ratones puede que no lo sea para los humanos, por lo que claramente hace falta más investigación. Pero encontrar voluntarios dispuestos a que se les pongan las bacterias de otro en su intestino parece complicado. Por ello, en un artículo [2] que ha aparecido en Science Translational Medicine, Peter Turnbaugh de la Universidad Washington en San Luis (EE.UU.) y sus colegas describen un término medio. Han creado un ratón gnotobiótico con una flora intestinal humanizada.

Lo hicieron tomando ratones de diez semanas de edad que habían sido criados para que estuviesen libres de microbios y colonizaron sus intestinos alimentándolos con heces humanas (nota: los ratones, según el artículo son coprófagos). Después de este tratamiento, se podía experimentar con los ratones alimentándolos con distintas dietas y viendo cómo respondían las bacterias. Los resultados indican que el comportamiento es similar al encontrado en ratones normales, incluyendo el aumento de obesidad asociado a Firmicutes.

A la vista de estos resultados sospechamos que dentro de poco podremos ver nuevos alimentos “probióticos”, para “equilibrar” la flora intestinal, anunciados en televisión.

Referencias:

[1]

Turnbaugh, P., Ley, R., Mahowald, M., Magrini, V., Mardis, E., & Gordon, J. (2006). An obesity-associated gut microbiome with increased capacity for energy harvest Nature, 444 (7122), 1027-131 DOI: 10.1038/nature05414

[2]

Turnbaugh, P., Ridaura, V., Faith, J., Rey, F., Knight, R., & Gordon, J. (2009). The Effect of Diet on the Human Gut Microbiome: A Metagenomic Analysis in Humanized Gnotobiotic Mice Science Translational Medicine, 1 (6), 6-6 DOI: 10.1126/scitranslmed.3000322

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