martes, 9 de noviembre de 2010

El idioma en que hablamos puede influir en nuestras actitudes y preferencias.


El idioma que hablamos podría influir no sólo en nuestros pensamientos, sino también en nuestras preferencias. Ese es el resultado de un estudio realizado por un grupo de investigadores de la Universidad de Harvard, dirigidos por Mahzarin R. Banaji, y que se publica en el Journal of Experimental Social Psychology. Según esta investigación las opiniones de los individuos bilingües sobre diferentes grupos étnicos dependen de en qué idioma se realiza el test.

Fue el lingüista (e ingeniero químico) Benjamin Lee Whorf el primero que propuso en los años 30 del siglo XX que el idioma es tan poderoso que puede determinar el pensamiento, lo que se conoce como hipótesis de Sapir-Whorf. La psicología ha abordado esta hipótesis con escepticismo, adoptando la aproximación de que el idioma puede afectar a nuestros procesos de pensamiento, pero que no influye en el pensamiento en sí mismo. Este nuevo estudio sugiere que la lengua crea y da forma tanto a nuestros pensamientos y como a nuestros sentimientos.

Se ha demostrado que las actitudes implícitas, las asociaciones positivas o negativas que ni siquiera somos conscientes que hacemos, predicen el comportamiento hacia los miembros de los grupos sociales. La investigación reciente ha demostrado que estas actitudes son bastante maleables., sensibles a factores como el clima, la cultura popular o, desde ahora, la lengua que habla una persona.

La pregunta que se planteaban los investigadores era: ¿Podemos cambiar algo tan fundamental como lo que nos gusta y lo que no, simplemente cambiando la lengua en la que se nos preguntan nuestras preferencias?

Los investigadores usaron el bien establecido Test de Asociación Implícita (TAI), en el que los participantes categorizan rápidamente las palabras que aparecen en una pantalla de ordenador o escuchan a través de unos auriculares. El test da a los participantes tan sólo una fracción de segundo para categorizar las palabras, lo que no es suficiente para pensar las respuestas. El TAI es capaz de burlar la cognición consciente y llegar a algo de lo que no somos conscientes y que no podemos controlar con facilidad.

El TAI fue administrado en dos lugares diferentes: una vez en Marruecos, con sujetos bilingües en árabe y francés, y en los Estados Unidos, con voluntarios hispanos que hablaban inglés y español.

En el test marroquí, por ejemplo, los participantes veían nombres “marroquíes” (Hassan, Fatima) o “franceses” (Jean, Marie) aparecer en un monitor, junto con palabras que son “buenas” (feliz, agradable) o “malas” (odio, mezquino). Los participantes debían presionar una tecla si veían un nombre marroquí o una palabra buena y presionar otra si veían un nombre francés o una palabra mala. Entonces se cambiaron las funciones de las teclas de tal forma que “marroquí” y “malo” compartían una y “francés” y “buena” compartían la otra.

En Marruecos los participantes que realizaron el TAI en árabe mostraron una mayor preferencia por otros marroquíes. Cuando lo repitieron en francés, esa diferencia desapareció. De forma similar, los participantes estadounidenses que tomaron el test en español mostraron mayor preferencia por otros hispanos. Pero cuando lo repitieron en inglés, la preferencia desaparecía. Esto es, una misma persona podría realizar el mismo test, con muy poco tiempo de diferencia, y conseguir resultados muy distintos.

Se atribuye a Carlomagno la cita “hablar otra lengua es poseer otra alma”. Estos resultados ponen de manifiesto que nuestras actitudes no son estables. Quedan aún grandes cuestiones abiertas acerca de lo flexibles que puedan llegar a ser, y la lengua podría ser el vehículo mediante el que podemos llegar a a averiguarlo.

Referencia:


Ogunnaike, O., Dunham, Y., & Banaji, M. (2010). The language of implicit preferences Journal of Experimental Social Psychology, 46 (6), 999-1003 DOI: 10.1016/j.jesp.2010.07.006

3 comentarios:

Unknown dijo...

Una pregunta, ¿es posible que el efecto desapareciera cuando el idioma usado era la segunda lengua? Porque una explicación que se me ocurre es que los procesos inconscientes se procesan diferente si se usa el idioma materno o uno aprendido luego. Supongo que los investigadores habrán tomado esto en cuenta pero no tengo acceso al paper.

Jebriel.oz dijo...

Bueno, pues Vygotsky ya lo habia dicho tambien

SolAR dijo...

Yo, me atrevería a pensar que no sólo el lenguaje nos hace presentar actitudes o pensamientos diferentes, sino que desde hace ya un tiempo pienso que el cerebro es distinto al pensar en un idioma o en otro, es decir, que los nativos de un idioma tienen cerebros diferentes en cuanto a procesar información a otros en los que su lengua nativa sea distinta.
De ahí, que todos los de un mismo país tengan una cultura familiar distinta a los de otros países -démonos cuenta en todo lo que comparten las lenguas con raíces parecidas china-japón-, no es tanto el lugar el que crea un modo de vida, sino la lengua es la que crea un modo de pensamiento que comporta un modo de vida adaptado al lugar.
Podría decir que cada lugar tiene su lenguaje.

Saludos
Solar