sábado, 14 de junio de 2008

¿Trato hecho? El nivel de serotonina y la toma de decisiones.

¿Qué pasaría si a tu hermano le tocasen 20 millones en la lotería y a ti te regalase solamente un billete de 100? ¿Le tirarías el billete a la cara como protesta? Puede que sí…dependiendo de tu química cerebral. Una nueva investigación sugiere que reacciones emocionales de este tipo pueden estar influenciadas por un déficit del neurotransmisor serotonina.

La investigación ha relacionado los bajos niveles de serotonina en el cerebro con varios estados mentales, incluyendo la depresión y el comportamiento impulsivo e irracional. Un equipo liderado por Molly Crockett de la Universidad de Cambridge ha comprobado los efectos de los niveles del neurotransmisor en la forma en que la gente jugaba al “ultimátum”, un juego usado por los economistas para mostrar que las decisiones económicas de la gente a veces son irracionales.

En el juego, un “proponente” recibe una suma de dinero, parte de la cual ofrece compartir con un “respondedor”. Si el respondedor rechaza la oferta como demasiado baja, ninguno de los jugadores se lleva nada de dinero. Lo que el ultimátum revela es que, si bien un respondedor siempre ganaría aceptando la parte ofertada, algunas veces decide perjudicarse con objeto de castigar al proponente de una oferta injusta.

En el estudio actual, los investigadores reclutaron 20 voluntarios y les pidieron que ayunaran la noche anterior al juego. A la mañana siguiente, algunos de los voluntarios recibieron una bebida con cada uno de los aminoácidos que el cuerpo necesita para fabricar proteínas, excepto triptófano, el aminoácido que interviene en la serotonina. A los sujetos de control se les dio una bebida idéntica pero que sí contenía triptófano.

Ambos grupos jugaron entonces al ultimátum como respondedores. La falta de triptófano no afectó a los estados generales de ánimo de los sujetos ni a su percepción de la justicia de una oferta. Sí parece que hizo sin embargo más probable que rechazaran ofertas injustas. Por ejemplo, cuando sabían que se les estaba ofreciendo solamente el 20% del total, el 86% con déficit agudo de triptófano rechazaron la oferta, mientras que sólo el 67% del grupo placebo lo hizo.

El resultado apoya la visión de que el rechazo de una oferta injusta es un impulso emocional. Tener consideraciones racionales frente a una oferta injusta requiere tragarse el orgullo (o coger el billete) que es una forma de control emocional.

Original: http://www.sciencemag.org/cgi/content/abstract/1155577

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