viernes, 10 de diciembre de 2010

Es el placer de comer, no qué se come, lo que reduce el estrés.


Muchas personas cuando se encuentran nerviosas, ansiosas, comen. Nos da la impresión de que comer nos tranquiliza y ayuda a sobrellevar mejor el estrés. Pero, ¿por qué? ¿Se debe a una respuesta fisiológica como el incremento del nivel de azúcar en sangre o es el mero placer de comer lo que tiene efecto? ¿Y efecto sobre qué? Según un equipo de investigadores encabezados por Yvonne Ulrich-Lai, de la Universidad de Cincinnati (EE.UU.), las actividades que proporcionan placer, como pueden ser la comida o el sexo, reducen el estrés porque inhiben las respuestas de ansiedad del cerebro. Ésta es una de las conclusiones de un estudio publicado en la revista Proceedings National Academy of Sciences , en el que se muestra además que esta reducción del estrés se prolonga a lo largo de varios días, lo que sugiere un beneficio a largo plazo.

El experimento se realizó en ratas de laboratorio a las que se administró una solución de sacarosa dos veces al día durante dos semanas y se estudió su comportamiento, así como su respuesta al estrés. En comparación con las ratas del grupo de control, estos animales exhibían un ritmo cardíaco y unos niveles de hormonas del estrés menores. También mostraban una mayor predisposición a explorar ambientes no familiares y a interaccionar socialmente con otras ratas.

Este efecto también se observó en ratas a las que se les administró una disolución de sacarina en vez de azúcar, pero no en las que la disolución azucarada se les introdujo mediante una sonda directamente en el estómago. Con este hecho se puede deducir que el comportamiento observado depende de la sensación de placer obtenida por la comida y no de las calorías o de la nutrición conseguida.

Los resultados obtenidos señalan además que las propiedades placenteras de la sacarosa son suficientes para la disminución del estrés. Apoya esta afirmación el hecho de que otro tipo de recompensa natural (la actividad sexual) reduce de forma similar las respuestas de estrés.

Con objeto de averiguar la implicación neurológica del mecanismo, los investigadores comprobaron el efecto que tenían distintas lesiones neurológicas. Pudieron comprobar que las lesiones en la amígdala basolateral (ABL; estrictamente hablando, grupo complejo basolateral de la amígdala), el circuito de recompensas del cerebro, de las ratas impedía el efecto de disminución del estrés por parte de la sacarosa, lo que indicaría que la actividad de la ABL es necesaria para que se produzca el efecto. No sólo eso, pudieron comprobar además que el efecto de disminución del estrés de la sacarosa es persistente, lo que es consistente con cambios a largo plazo en la actividad neurológica después de una remodelación sináptica.

En conclusión, los placeres “naturales” (la comida apetitosa, el sexo) nos proporcionan un método general para reducir el estrés que funciona, probablemente, por la plasticidad estructural y/o funcional de la ABL.

Referencia:

Ulrich-Lai, Y., Christiansen, A., Ostrander, M., Jones, A., Jones, K., Choi, D., Krause, E., Evanson, N., Furay, A., Davis, J., Solomon, M., de Kloet, A., Tamashiro, K., Sakai, R., Seeley, R., Woods, S., & Herman, J. (2010). Pleasurable behaviors reduce stress via brain reward pathways Proceedings of the National Academy of Sciences, 107 (47), 20529-20534 DOI: 10.1073/pnas.1007740107

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Interesante. La difencia entre el acto de comer y calorías por sonda es porque evolutivamente toda la cadena de acciones que conllevan "comer" están ligadas con el proceso, de tal manera que nuestro cerebro "nos" recompensa por ello. Detrás de esto estaría la explicación del gusto por cazar, pero eso es otro tema... El introducir alimento directamente por sonda nunca se dio en nuestra historia evolutiva, por eso aunque no nos desnutramos, psicológicamente no recibimos la recompensa y el cerebro no lo entiende y reacciona contra esa situación provocando estrés, ansiedad, depresión... (también cuando nos alimentan por vena en un hospital). Respecto al otro tema que tratas, por el mismo principio podríamos explicar (aunque ellos no lo hicieron) las diferencias entre mantener sexo real y masturbación. Fisiológicamente el resultado es el mismo, pero psicológicamente seguro que las ratas no responderían igual (con el ser humano creo que pasaría lo mismo ;)... ). Los mecanismos de recompensa del cerebro son complejos de entender, pero es básicamente porque hay que recurrir a la historia evolutiva de nuestra especie para saber porqué se producen.
saludos

Anónimo dijo...

Las personas con anorexia o bulimia sufren un gran estrés con la comida. ¿Tal vez pueda explicarse mediante alguna disfunción neuroquímica?

Anónimo dijo...

Puede ser, pero es todo más complejo. Todo tiene un factor genético (biológico) en la forma de predisposición, pero luego entran en juego muchos otros factores ambientales que son importantes y añaden complejidad al asunto. En el caso de las enfermedades mentales (de la mente, no del cerebro) el factor ambiental se complica aún más, porque el cerebro es un ambiente en sí mismo (podemos estar en un ambiente neutro, pero crearlo en nuestra "cabeza"). En el caso de los trastornos alimentarios hay factores psicológicos mútiples. Puede influir el entorno familiar, complejos o traumas que la propia persona posea, el ambiente social en el que se mueva,... y todo esto mezclado con la predisposición genética de la persona... ´Si como tú dices estas personas sufren un gran estrés con la comida (lo desconozco), más que una disfunción neuroquímica de base, lo que pueden tener es una desregulación, o mala regulación de ese mecanismo, pero casi seguramente provocado por un trastorno psicológico (al que a su vez se puede tener más predisposición genética)... En fin, un trastorno muy complejo. Saludos