domingo, 25 de noviembre de 2007

Si non è vero è ben trovato: La teoría del todo de Lisi



Uno de los misterios del universo es porqué debería hablar el lenguaje de las matemáticas. Los números y sus relaciones no son más que pensamiento abstracto después de todo. Sin embargo las matemáticas han demostrado ser una herramienta extremadamente útil y precisa a la hora de describir tanto los contenidos del universo como las fuerzas que actúan sobre ellos. Ha aparecido un artículo que afirma que una de las ramas de la matemática, la geometría, es el fundamento de todas las leyes de la física.

Los físicos llevan toda la vida buscando una teoría del todo. Esta teoría uniría las fuerzas fundamentales (gravedad, electromagnetismo y las fuerzas nucleares fuerte y débil) con la materia sobre las que actúan en un único marco omnicomprensivo. Describiría asimismo el universo en el momento del Big Bang (no decimos “en el momento de su comienzo en el Big Bang” porque no podemos descartar que el universo sea cíclico).

Lo más próximo que se tiene actualmente de una “teoría del todo” es el Modelo Estándar de la física de partículas, que es un embrollo y además parcial, porque no incluye la gravedad. Tres décadas de esfuerzo se han dedicado a la teoría de cuerdas, que incluye la gravedad pero al precio de tener un universo nada elegante en el que florecen dimensiones ocultas. Otras aproximaciones al problema, como la teoría cuántica de bucles, se está viendo que también vienen despeinadas. El que una teoría del todo surja de la geometría sería muy elegante, pero parece poco probable.

En cualquier caso esto es precisamente lo que propone Garret Lisi. La geometría que él ha estado estudiando es una estructura que los matemáticos denominan E8, que fue descubierta en 1887 por Sophus Lie, un matemático noruego. E8 es un monstruo. Tiene 248 dimensiones y se han tardado 120 años en resolverla. Se pudo con ella finalmente a principios de este año, cuando un grupo de matemáticos usó un superordenador para construir un mapa que la describe completamente [ver enlace abajo; la figura de arriba es una representación en 2 dimensiones].
El Dr. Lisi después de leer estos resultados se dio cuenta de que la estructura E8 podría usarse para describir completamente las leyes de la física. Colocó una partícula (incluyendo las diferentes versiones de las mismas entidades, las partículas que describen la materia y aquellas que describen fuerzas) en la mayoría de los 248 puntos de E8. Usando simulaciones por ordenador para manipular la estructura, fue capaz de generar matemáticamente interacciones que corresponden a lo que se observa en la realidad.

Usar la geometría para describir el mundo no es nuevo. Murray Gell-Mann realizó un truco similar hace 50 años en un intento de racionalizar el montón de partículas que estaban por aquel entonces surgiendo de los experimentos. Las colocó en una estructura conocida como SU(3), y encontró que, manipulando la estructura, era capaz de reproducir las interacciones del mundo real. El Dr. Gell-Mann también identificó puntos en los que no había partículas asociadas y predijo la existencia de partículas que llenarían esos huecos. Se le concedió el premio Nobel después de que fuesen detectadas. Curiosamente, hay 20 huecos en el modelo del Dr. Lisi. Esto sugiere que 20 partículas (o, al menos, 20 identidades diferentes de partículas) tienen que ser descubiertas todavía. Si el Dr. Lisi puede calcular sus masas, habría hecho predicciones que pueden comprobarse experimentalmente, como en el caso del Gell-Mann o en las predicciones de nuevos elementos químicos que hizo Mendeleiev al confeccionar su tabla periódica.

Las partículas deben ser relativamente masivas, porque de otro modo ya habrían sido descubiertas. El detectar objetos masivos requiere energía. Cuando esté terminado, el Large Hadron Collider, una máquina que se construye en el CERN, el laboratorio europeo de física de partículas cerca de Ginebra, creará partículas con masas mayores de las que se han visto hasta ahora. Empezará con su trabajo científico en el verano de 2008, por lo que la comprobación de la teoría de Lisi no tardará mucho. [Experientia docet participa en el proyecto. Tú también puedes. Ver enlace arriba a la izquierda]

La teoría de Lisi cuenta con el respaldo de científicos de envergadura, como Lee Smolin, pero el hecho de que Lisi no pertenezca a ninguna universidad o instituto de investigación le resta credibilidad a los ojos de algunos ( a lo mejor le envidian que se pasa el día haciendo surf o snowboard). De momento puede afirmar cosas que otros no pueden: su teoría es elegante, tiene comprobación experimental y, al contrario que otras, triunfará o fracasará rápidamente en vez de marear la perdiz durante décadas.

domingo, 11 de noviembre de 2007

Azúcar amargo: el azúcar y las hormonas sexuales.

Ingerir demasiada glucosa y fructosa puede desactivar el gen que regula los niveles de estrógeno y testosterona activos en el organismo, según un estudio realizado en cultivos celulares de células humanas y de ratones que se acaba de publicar en el Journal of Clinical Investigation. Este hallazgo viene a apoyar la idea de que es mejor comer carbohidratos complejos y evitar el azúcar.

El azúcar de mesa está compuesto de glucosa y fructosa, mientras que la fructosa se usa habitualmente en las bebidas azucaradas y en los productos de bajo contenido en grasas (una simple mirada a la composición que aparece en el envoltorio o en el envase nos permitirá confirmarlo).

La glucosa y la fructosa se metabolizan en el hígado. Cuando hay mucho azúcar en la dieta, el hígado la convierte en lípidos (grasas). Usando un modelo en ratones y células hepáticas humanas, el equipo del Dr. Hammond de la Universidad de British Columbia (Canadá) descubrió que un incremento en la producción de lípidos bloquea un gen llamado SHBG (sex hormone binding globulin, globulina ligante de las hormonas sexuales), reduciendo la cantidad de proteína SHBG en la sangre.

La proteína SHBG regula la cantidad de estrógeno y testosterona que está disponible en el cuerpo, es decir, regula qué cantidad de estas hormonas está activa. Si la cantidad de SHBG disminuye habrá más cantidades de testosterona y estrógeno activos en el cuerpo. ¿Y qué implica esto? Mayor riesgo de acné, infertilidad, ovarios poliquísticos y cáncer uterino en las mujeres con sobrepeso.

Las cantidades anormales de SHBG también perturban el delicado equilibrio entre estrógeno y testosterona, que está asociado con el desarrollo de enfermedades cardiovasculares, especialmente en mujeres.

Los médicos miden el nivel de SHBG en sangre para determinar la cantidad de testosterona libre en un paciente, que es una información clave para diagnosticar desórdenes hormonales. Además, los niveles de SHBG se usan para indicar la probabilidad de desarrollar diabetes tipo 2 y enfermedades cardiovasculares.

Este descubrimiento descarta la suposición de que eran los altos niveles de insulina los que reducían los de SHBG, una postura que nacía de la observación de que los individuos con sobrepeso y pre-diabéticos tienen altos niveles de insulina y bajos niveles de SHBG. Este nuevo estudio prueba que la insulina no es la responsable y que es el metabolismo del azúcar en el hígado el verdadero culpable.


Original: http://content.the-jci.org/articles/view/32249

martes, 6 de noviembre de 2007

Adenina, ¿local o importada?

El ADN está constituido por cuatro componentes diferentes, cuatro bases, a saber: adenina, guanina, citosina y timina (no confundir con tiamina). Se ha demostrado experimentalmente que estos cuatro componentes pueden formarse a partir de moléculas simples por métodos puramente químicos (léase no biológicos). ¿Pueden estos procesos químicos haber sido los responsables de la formación de las cuatro bases en la Tierra primitiva? ¿Podría darse esta formación en el espacio interestelar? ¿Bajo qué condiciones?

Para dar respuesta a estas y otras preguntas lo primero que necesitamos saber es qué mecanismo químico y qué condiciones de partida y de contorno son necesarias para que se pueda formar una base. Esto es lo que ha hecho Debjani Roy et al. de la Universidad de Georgia.

Roy ha desarrollado un mecanismo paso a paso, viable, posible desde el punto de vista termodinámico que da cuenta de la formación de la adenina a partir de cinco moléculas de cianuro. La investigación, llevada a cabo mediante simulaciones en ordenador, ha tenido en cuenta diversas rutas de reacción. Las más favorables son las catalizadas por agua o amoníaco frente a las no catalizadas y las aniónicas. Este resultado permite aventurar que éstas podrían ser las fuentes principales de adenina de la Tierra primitiva.

No se puede descartar sin embargo que parte de la adenina haya venido del espacio exterior (ver “La creciente popularidad de la panspermia”, enlace abajo). La adenina ha sido encontrada en meteoritos. Sin embargo, ¿cómo se puede formar en el espacio si las moléculas de partida están muy alejadas entre sí (la concentración es muy baja)?

Una respuesta la da Rainer Glaser de la Universidad de Missouri-Columbia que también ha empleado un modelo teórico para explicar la formación de adenina en las nubes de polvo interestelar con altas concentraciones de cianuro de hidrógeno. La principal conclusión es que no existe una barrera a la formación del esqueleto de cinco carbonos necesario para la formación de la adenina.

En definitiva ya se produjera en la Tierra primitiva, ya llegase desde el espacio, o ambas posibilidades combinadas (lo más probable), podemos dar explicaciones plausibles de cómo uno de los pilares básicos de la vida apareció en la Tierra. No sólo eso, sino que estas investigaciones marcan la pauta de cómo desarrollar mecanismos similares para las otras tres bases y otras biomoléculas...además de proporcionar nuevos indicios de que la vida en el universo puede que no sea tan rara.

lunes, 5 de noviembre de 2007

Leslie Eleazer Orgel, in memoriam.

El Dr. Orgel y otros fueron pioneros a la hora de proponer cuestiones sobre los orígenes bioquímicos del ADN, allá por los años sesenta, a la vez que se iban conociendo tanto su estructura como el papel que desempeña como almacén de las instrucciones genéticas.

Trabajando independientemente, el Dr. Orgel, Francis Crick y Carl R. Woese propusieron que otro ácido nucleico, el ARN, podría muy bien haber sido el precursor del ADN. En artículos separados, los tres investigadores sugirieron que el ARN había desempeñado un papel más elemental a la hora de crear una biblioteca de información genética, que en última instancia permitía a los organismos replicarse.

Sus ideas se hicieron famosas bajo el epíteto de “teoría mundial del ARN”, que fue explorada en mayor profundidad por el Dr. Orgel y Stanley L. Miller en un libro, publicado en 1974, titulado “Los orígenes de la vida en la Tierra”. El libro cubre el desarrollo del Sistema Solar, la atmósfera primitiva de la Tierra y otras condiciones necesarias para la vida biológica. Aún hoy se considera que este libro establece la agenda experimental para la investigación de la vida en la Tierra.

Posteriormente el Dr. Orgel colaboró con el Dr. Crick en el Salk Institute for Biological Studies en San Diego (California, Estados Unidos), del que formó parte desde 1964 hasta su muerte a los 80 años, en el refinamiento de una idea realmente provocadora: las semillas de la vida no sólo habrían venido desde los confines del espacio, sino que habrían sido introducidas en la Tierra por inteligencias superiores. Es lo que se conoce como panspermia dirigida. Para el Dr. Orgel esta no era más que una hipótesis a tener en cuenta a la hora de investigar el origen de la vida en la Tierra y en cualquier punto de la galaxia.

El Dr. Orgel se doctoró en química por la Universidad de Oxford e inició su trabajo científico en el campo de la química inorgánica. Durante esta época publicó un importante libro de texto: “Introducción a la química de los metales de transición: teoría del campo del ligando”. Investigó en las universidades de Cambridge y Chicago y en el Instituto de Tecnología de California antes de unirse al Salk. Colaboró con la NASA en el análisis de los datos suministrados por las misiones Viking a Marte.
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El Dr. Orgel falleció el pasado 27 de octubre en San Diego.

sábado, 3 de noviembre de 2007

En el principio fue la poligamia, o porqué los machos mueren jóvenes.

En todo el mundo, las mujeres viven más que los hombres. El porqué de este hecho no es algo evidente. Pero ocurre lo mismo en muchas otras especies: de leones a antílopes y de leones marinos a ciervos, los machos, por alguna razón, mueren antes.

Una teoría es que los machos deben competir por la atención de las hembras. Eso significa que la evolución está ocupada seleccionando a los machos en función de las cornamentas, el nivel de agresión y el diámetro de las llantas de aleación a expensas de la longevidad. Las hembras no están sujetas a tales presiones. Si esta teoría es correcta, el efecto será especialmente detectable en aquellas especies en las que los machos compiten por la atención de muchas hembras. Por el contrario, será reducido o estará ausente en las que no exista esta competición.

Para comprobar esta teoría Tim Clutton-Brock de la Universidad de Cambridge y Kavita Isvaran del Instituto Indio de Ciencia en Bangalore decidieron comparar especies monógamas y polígamas (en sentido estricto, la palabra correcta es poliginia más que poligamia, un macho reúne un harén de hembras). Querían averiguar si los machos polígamos tenían tasas de supervivencia menores y envejecían más rápido que los de especies monógamas. Para ello, recogieron datos relevantes de 35 especies de pájaros y mamíferos de vida larga.

El resultado de la investigación ha sido que la pauta es tal y como se esperaba. En 16 de las 19 especies polígamas de la muestra, los machos de todas las edades tenían muchas más probabilidades de morir durante cualquier período dado que las hembras. Más aún, cuanto más viejos se hacían, mayor era la diferencia de mortalidad. En otras palabras, envejecían más rápido. Los machos de las especies monógamas no mostraban estas pautas.

Pensemos un momento: si un macho tiene acceso exclusivo a, digamos, diez hembras, y hay tantos machos como hembras, eso quiere decir que hay nueve machos esperando a que el dueño del harén muestre el primer signo de debilidad para derribarlo. Esta intensísima presión competitiva significa que los individuos que tienen éxito pongan todos sus esfuerzos en una o dos temporadas de apareamiento, según el Dr. Clutton-Brock.

Esto obviamente se cobra su peaje. Pero un efecto más sutil puede que esté operando. La mayoría de los estudiosos del envejecimiento están de acuerdo en que el tiempo de vida máximo de un animal está determinado por cuanto tiempo puede razonablemente esperar escapar de los depredadores, la enfermedad, los accidentes y la agresión de los de su propia especie. Si de todas formas lo van a matar rápidamente, no tiene mucho sentido que la evolución desvíe recursos escasos en mantener la máquina a tope. Parece mejor que esos recursos se destinen a la reproducción. Y cuanto más amenazador sea el mundo exterior, más corta será la esperanza de vida.

No hay razón por la que esta lógica no sirva para las diferencias entre los sexos al igual que lo hace para las diferencias entre las especies. La prueba es identificar una especie que haya hecho su medio tan seguro que la mayoría de sus miembros mueran de edad avanzada y ver si la diferencia persiste. Afortunadamente, la especie existe: el hombre.

El Dr. Clutton-Brock considera que la diferencia sexual tanto en los ratios humanos de envejecimiento y en la edad de la muerte es un indicador de que la poligamia era la regla en el pasado evolutivo de la humanidad (y aún lo es en algunos sitios).

jueves, 1 de noviembre de 2007

A vueltas con la constante de Planck y el nuevo kilo.



¿Quién dijo que sería fácil? El Instituto Nacional de Estándares y Tecnología (NIST, por sus siglas en inglés) de los Estados Unidos está trabajando en la línea que describíamos en nuestro artículo “Redefiniendo el kilo” (link abajo) para conseguir unas mediciones de la constante de Planck de precisión suficiente para que el nuevo kilo se pueda basar en ella.

Los resultados obtenidos hasta ahora empleando una máquina de equilibrio de Watt constituyen todo un récord: incertidumbres de 36 partes por mil millones. Se necesita sin embargo afinar un poco más para que el método de medición desarrollado permita redefinir el kilo: 20 partes por mil millones y sin discrepancias irresolubles.

Si se consigue este nivel de precisión se habrá dado un gran paso, pero aún queda un aspecto fundamental nada baladí, a saber, que un laboratorio independiente alcance los mismos resultados empleando el mismo método. Y aquí es donde están surgiendo los problemas.

Empleando una máquina similar a la del laboratorio estadounidense, el equipo del Laboratorio Nacional de Física (NPL, por sus siglas en inglés) británico ha obtenido una discrepancia significativa en su resultado. Aunque las máquinas no son idénticas sí se basan en el mismo principio y uno esperaría unos valores más próximos.

Para hacernos una idea de la dificultad de lo que se está intentando conseguir, debemos tener en cuenta que la discrepancia es de 308 nW/W (la n significa nano, esto es, milmillonésima). Los resultados obtenidos han sido:

NPL: 6,62607095 · 10^-34 Js
NIST: 6,62606891 · 10^-34 Js

Ni que decir tiene que se sigue trabajando.

Redefiniendo el kilo: http://cesartomelopez.blogspot.com/2007/09/qu-es-un-kilo-s-me-refiero-al-kilogramo.html