lunes, 17 de septiembre de 2012

Ciencia, arte y religión: consideraciones sobre la generación de conocimiento real en las humanidades.



Empecemos definiendo “ciencia” como cualquier estudio que emplee el método científico. Démonos cuenta de que esta definición permite incorporar algunas disciplinas consideradas de humanidades si se despojan de posibles componentes subjetivos. Así, la historia, la lingüística o la antropología pueden considerarse ciencias según esta definición, así como la mayor parte de la psicología, si bien no todo lo que se publica sobre ellas pueda ser incluído debido a la ausencia de la objetividad necesaria y, en ocasiones, al exceso de especulación sin base empírica.

En esta línea llamaremos “arte” a todas la humanidades que por dejación o convicción no emplean el método científico. En este apartado encontraremos al arte propiamente dicho, y a buena parte de las publicaciones de “ciencias” sociales, antropológicas, históricas, filológicas y filosóficas. Nos permitimos llamar la atención al hecho de que las llamadas pseudociencias entran en esta categoría, desde la astrología a la homeopatía, pasando por la nigromancia. En lo que sigue “ciencia” y “arte” corresponden a estas definiciones y no a otras.

La interacción de ciencia y arte se produce de forma cotidiana. Desde el punto de vista de adquisión de conocimiento objetivo la primera, quiérase o no, informa a la segunda, mientras que ésta perturba a la primera a la hora de conseguir sus objetivos. De hecho, el método científico tiene entre dichos objetivos luchar contra el aumento de entropía que supone el arte.

Para poder aprehender qué queremos decir con el párrafo anterior debemos responder a una pregunta: ¿qué diferencia fundamental más allá de la metodológica separa a ciencia y arte? Y quizás interese también encontrar respuesta a una segunda: ¿existe algún ámbito en el que convivan ciencia y arte?

Las teorías que formula la ciencia tienen como objeto proporcionar descripciones del mundo que no dependan de ninguna perspectiva concreta ni de ningún observador en particular. Si bien, en la práctica, no consigue abstraerse completamente de las percepciones y formas de pensar característicamente humanas, su éxito o no en el cumplimiento de su objeto tiene un contraste externo, la propia naturaleza, a la que le importan poco los sentimientos humanos.

El arte, por su parte, trabaja con visiones del mundo que se expresan de forma concreta (obra de arte), adaptadas precisamente a las facultades sensoriales y sensibilidades humanas. El éxito de las obras de arte se mide por su capacidad de evocar respuestas a lo largo del tiempo en los humanos que las perciben.

La ciencia corrige sistemáticamente los errores del sentido común. Al arte no le importa, en principio, que estos errores lo sean, ya que el arte “vive” en el sentido común, en las respuestas primarias de los humanos. De hecho, una argumentación recurrente de los valedores del arte como fuente de conocimiento es que las correcciones radicales del sentido común que proporciona la ciencia (como, por ejemplo, el conocimiento de que el ordenador que estás usando es fundamentalmente espacio vacío en el que hay partículas que se mueven a toda velocidad y que si no colapsa es por el principio de exclusión de Pauli), este tipo de correcciones, decíamos, son interpretadas como excesivas racionalizaciones de la realidad que se apartan de las “verdades del sentido común”, lo que les hace perder la aprehensión de “toda la verdad” (los entrecomillados proceden de un texto de Anthony O'Hear) . El siguiente paso del arte es afirmar que ese acceso a la verdad completa lo proporciona él. Lo que se olvida en este caso es que, por una parte, la ciencia tiene distintos niveles de abstracción, no sólo uno, y, por otra, que si admitimos que la ciencia no puede explicar toda la verdad, de ahí no se deduce que el arte pueda.

Religión: las aspiraciones de la ciencia con los métodos del arte

Hay una actividad humana donde ambas aproximaciones al mundo conviven y donde se muestra claramente lo que aporta cada una. Hablamos de la religión.

La religión comparte con la ciencia el objetivo de explicar cómo el mundo es en sí mismo, no cómo es para nosotros. Pero, a diferencia de la ciencia, y más próxima a una obra de arte, describe al universo como dotado de un propósito, con voluntad y personalidad, revelando las intenciones de un ser (o conjunto de seres) trascendentes. Al presuponer un ser (o conjunto de seres) trascendente, la religión evita la posibilidad de refutación empírica directa por la realización de experimentos científicos. Incluso las catástrofes y el sufrimiento encuentran acomodo como expresión de una voluntad trascendente que, por esta misma característica, no se puede comprender totalmente. La misma postura apriorística la encontramos en el arte.

Efectivamente, la religión, concebida adecuadamente, esto es, desde el punto de vista teológico y no en sus manifestaciones culturales, se basa en experiencias de significado y valor cuya expresión y exploración son propias del arte. Y esto es así, primero, porque la ciencia no se manifiesta sobre el sentido del universo y, segundo, porque a la persona religiosa se le hace muy difícil vivir asumiendo que sus valores son sólo proyecciones de un cerebro humano fruto de la evolución.

Sólo el método científico es aceptable como generador de conocimiento real

Mantenemos que sólo una metodología científica es intelectualmente aceptable como generadora de conocimiento objetivo. La parte de las humanidades más especulativa, la filosofía, si ha de ser algo más que juegos florales, ve reducidos sus problemas a problemas científicos, aunque los aborde con herramientas diferentes a las de las ciencias experimentales, subordinando el valor de verdad de sus conclusiones a los resultados de experimentos y observaciones. Finalmente, sólo las humanidades que aspiran a aportar conocimiento genuino adoptan el método científico. El resto, como el arte, medran en la parte más primitiva del ser humano. Lo que en sí no es bueno ni malo; simplemente, es.

Esta entrada es una participación de Experientia docet en la I Edición del Carnaval de Humanidades

10 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Muchas gracias por esta entrada! Eleva mucho el nivel del Carnaval porque como anunciabas vía Twitter "es controvertida": espero que lleguen nuestros amigos los filósofos "a contradecirte" ;) y que se genere un debate interesante. Yo me he reído mucho con el tono ¿satírico?, jeje. Muchas gracias por participar.

El Mirlo dijo...

O sea, que el único conocimiento "científico" es el conocimiento científico. Eso se llama tautología. Alguien afirmó que las únicas verdades incontrovertibles que admitimos son tautologías.

Anónimo dijo...

Muy buena entrada. Yo soy aspirante a "filósofo" y en general estoy de acuerdo contigo, con algunos matices. Ya Kant nos desveló que la metafísica apriorística no tiene sentido. Sólo mediante los datos empíricos cotejados (el método hipotético-deductivo de toda la vida)es posible agregar nuevo conocimiento sobre el mundo. En ese sentido, las ciencias formales (matemáticas y lógica) no dicen nada nuevo sobre el mundo. Son disciplinas vacías de contenido muy útiles, sobre todo en relación con los datos empíricos. ¿Por qué todas las disciplinas quieren ser una ciencia? Quizá comente algo en mi blog.

Mirlo:
No es una tautología sino precisamente un apriori práctico y revisable surgido de los datos empíricos. ¿Qué alternativa hay al método científico para conocer información nueva sobre el mundo? El método científico se ha impuesto históricamente por su eficacia y por relacionar por correspondencia sistemas matemáticos con sistemas físicos y naturales de manera isomórfica. Ésa es la cuestión.

Un saludo.

Anónimo dijo...

Cómo ve un filete la Física: átomos, masa, peso, presión (en el plato), volumen, densidad, temperatura, conductividad, calor específico ... Es decir: propiedades de la materia.
Cómo ve al hombre la Física: átomos, masa, volumen, densidad, temperatura, conductividad, presión (de los pies en el suelo), radiación calorífica, movimiento de la sangre. Sólo algo más que como un filete.
La Química ve moléculas, enlaces, grupos funcionales, ácidos, bases, reacciones, oxidaciones, reducciones, concentraciones.
La Biología ve metabolismo (aunque eso sería propiamente química), células, entre las cuales están las neuronas, señales celulares, orgánulos, tejidos, sistemas, entre los cuales el sistema nervioso, y dentro de éste el cerebro y la activación de sus regiones, ve genes, evolución.
La Psicología ve emociones, impulsos, conductas, motivaciones ...
La Sociología ve ¿?. Lo ignoro, pero seguro que "cosas maravillosas", como dijo Howard Carter.
La Filosofía ve aún más, es el conocimiento superior.
Y además están la Política, la Literatura, el Arte, la Religión, el Derecho ...
Por tanto, quedarse en la biología, quedarse en una visión biológica del hombre (células, evolución, genes, metabolismo, neuronas), es como quedarse en una visión física. Decir que todo lo humano consiste en neuronas y ser vehículos de genes, es como decir que todo lo que se debe saber del hombre es que está formado por átomos (Carl Sagan dice: "a particularly complex arrangement of atoms"). Dice más del hombre el biólogo que el físico o el químico (aunque para llegar a la visión biológica hay que empezar por la visión física y seguir sobre todo con la visión química), pero igualmente dice más el psicólogo que el biólogo (a su vez el psicólogo debe basarse en la biología), el sociólogo dice más que el psicólogo (pero debe basarse en la psicología), y el filósofo más que el sociólogo. El filósofo da información de más calidad, más precisa, más extensa, mejor. Para ser filósofo hay que conocer todas las disciplinas mencionadas, y las disciplinas no científicas: Literatura, Derecho, Historia, "Ciencias" Políticas, Religión, Filología, Arte etc.
Por otra parte, antes de la Física están las Matemáticas, que no necesitan ni siquiera materia para desarrollarse, le basta la noción de número y la geometría. Las Matemáticas podrían desarrollarse incluso en un universo vacío.

Unknown dijo...

@ El Mirlo

A ver así qué tal: el "conocimiento" no derivado del método científico no es conocimiento, sino especulación, ficción o fantasía (en el sentido de wishful thinking).

El Mirlo dijo...

edEl tema me parece inagotable. Sin las matemáticas no existiría la física, por ejemplo. Las matemáticas le dan a la física "racionalidad", una palabra llena de significados. Las matemáticas ponen orden en el mundo de los datos empíricos, descubren correspondencias, simetrías, estructuras...
Hay otro tema: todas las leyes de la física que enunciamos se expresan en unos conceptos por nosotros mismos creados y definidos. Son lo que llamamos magnitudes: velocidad, aceleración, masa, inercia, campo, etc. Y esa enunciación es también matemática. Y sin la lógica no existiría la demostración, que es donde la física adquiere toda su racionalidad y se convierte en ciencia, y no en un mero amontonamiento de datos y hechos comprobables. Einstein decía que lo más incomprensible de la naturaleza es que sea comprensible. Hay, por lo tanto, algo más que mero "conocimiento" por más cuidadoso y metódico que sea. Espero no habero aburrido con mis reflexiones. :)

Profe Extenuado dijo...

Es que no se trata necesariamente de generar "conocimiento nuevo". Las humanidades interpretan. El arte satisface parcelas que -dígannos un físico o un biólogo la razón- no satisface un teorema, por elegante que sea. Y que no es wishful thinking lo demuestra ele hecho de que muchas interpretaciones son desasosegantes, y "aciertan" en su desasosiego. La legitimidad indudable de las ciencias que operan empíricamente no necesita deslegitimar el arte, la historia, la fiolosofía, la poesía, la religión o el derecho.

Anónimo dijo...

¿La ciencia puede describir lo que dice Fray Luis de León en su Oda al licenciado Juan de Grial?:

ya el ave vengadora
del Íbico navega los nublados
y con voz ronca llora,
y, el yugo al cuello atados,
los bueyes van rompiendo los sembrados.

El tiempo nos convida
a los estudios nobles ...

Anónimo dijo...

La idea del post no está mal, aunque peca de una ignorancia que da risa.

Vamos a ver; usted dice que la ciencia es el único conocimiento real. Pero si así fuera entonces hacer ciencia consistiría, en efecto, en hacer lo que los filósofos modernos han llamado "metafísica": o sea, con la ciencia descubriríamos como es realmente el mundo por sí mismo (Esto lo explica de coña Descartes en sus "meditaciones metafísicas" para justificar que la ciencia moderna no es una superstición humana más, sino que nos relata la realidad propiamente).

Usted no tiene ni idea a qué se han dedicado los filósofos, o al menos los pensadores que se han dedicado a filosofar. por lo que cuenta, dudo mucho que se haya estudiado mínimamente a Platón, a Aristóteles a Descartes, a Spinoza, a Hume, a Kant, a Schopenhauer, a Hegel, Nietzsche o Heidegger, por poner algunos ejemplos de los más ilustrativos. Si los hubiera estudiado sabría que la preocupación de la filosofía consiste, básicamente, en averiguar si es posible conocer el mundo por sí mismo y no a través de nuestras metáforas explicativas, nuestras percepciones corporales y por tanto, humanas y subjetivas, siempre abyectas ellas a nuestros intereses, nuestros deseos y necesidades.

Mira, ya desde Platón se ha tenido muy claro que la diferencia entre la ciencia de verdad y la superstición humana es que las verdades han de ser eternas y por tanto, no pueden ser criticables, refutables ni replanteables. Si algo es verdad fue verdad ayer, ahora y siempre lo será. En cambio, todo lo que es mera opinión humana anda sujeta a falsedad, ignorancia y fantasía y por consiguiente, siempre está condenada a revisiones, a evolución, a crisis, transformaciones, etc.

Lo que los filósofos contemporáneos han descubierto es que todo conocimiento humano es metafórico, es decir, el hombre es incapaz de descubrir como es realmente el mundo. En tal caso, la ciencia no es un conocimiento "real", sino sólo efectivo. Hecho es que la ciencia se fundamenta también sobre mitos (ficciones interpretativas), sobre principios indemostrables (principio de inercia por ejemplo), sobre conjeturas y suposiciones cuyo único valor reside en el poder que nos brindan a la hora de orientarnos a través de nuestras experiencias. Con razón, anda sujeta siempre a revisiones, a evolución, crisis, cambios, etc.

La verdad, los científicos sois intelectualmente hablando, muy mediocres. Para empezar siempre habéis confundido lo "real" con lo efectivo y útil. Y aún más; hoy por hoy sólo vosotros, los científicos, andáis convencidos de que es posible hacer metafísica o sea: creeis que el mundo es de por sí comprensible y por tanto, que llegará un día que vuestra inteligencia será capaz de comprenderlo por completo a través de una simple fórmula. Y esto, repito, sería hacer metafísica.

En efecto, a nivel filosófico los científicos aún estáis en el s.XVII, con Descartes y Spinoza. Pero la filosofía, en silencio, ha avanzado mucho desde entonces. Los únicos que ya no creen posible hacer metafísica y descubrir como es realmente el mundo son los filósofos.

MJS dijo...

Tendría que añadir que el arte, en su esfuerzo por reflejar, producir o alterar las emociones, sigue también el método científico al menos en el desarrollo de sus técnicas. ¿Cómo representar un paisaje, un paño con sus pliegues, cómo componer una fuga que resulte hermosa, cómo se llega a que el soneto suena bien al oído humano y no otras disposiciones menos rítmicas? Experimentando y llegando a un conocimiento objetivo y real que sustenta la praxis del arte. El contenido viene después.

Entiendo que muchos artistas no lo pueden ver así, y que muchos filósofos se sienten terriblemente amenazados porque la ciencia les ha arrinconado en espacios tan estrechos que su única opción es negar la ciencia (como me dijo un filósofo hace poco: la ciencia es real pero no es verdadera) y afirmarse como gurús que ven un universo profundo místico, de verdades reveladas y desapego de la realidad física.

Ejemplos de esto se expresan de modo excelente en "La filosofía de la composición" de Edgar Allan Poe o a la propia "Poética" de Aristóteles. O en cualquier manual de pintura.

Alguna vez he dicho que la razón y el conocimiento no son lo opuesto a la emoción y al arte. Son lo opuesto a la estupidez y a la ignorancia. Y la estupidez y la ignorancia sí pueden asumir la forma de pseudociencias o filosofías idealistas sin emoción y sin arte.