domingo, 2 de septiembre de 2007

¿El Universo es un queso de Gruyère?

La historia de la energía oscura comienza en 1998, cuando dos equipos independientes de astrónomos estaban buscando supernovas lejanas con la esperanza de medir el ritmo al que la expansión del universo estaba disminuyendo. Su sorpresa fue mayúscula: los datos mostraban que la expansión se estaba acelerando. De hecho, el universo comenzó a acelerarse hace mucho tiempo, en algún momento en los últimos 10.000 millones de años.

Como detectives, los cosmólogos a lo largo y ancho del mundo han construido una descripción del culpable responsable de la aceleración: explica el 73% de la densidad de energía del universo; es repulsivo desde el punto de vista gravitacional; no parece acumularse en las galaxias; fue visto por última vez estirando el espaciotiempo; y responde al nombre de energía oscura. Muchos teóricos tienen un sospechoso en mente: la constante cosmológica. De hecho, encaja en la situación de un universo en expansión. Pero, ¿es el caso de la energía oscura sólido?

Un análisis del marco en el que se propone la existencia de la energía oscura revela que se parte de una hipótesis que no tiene porqué ser verdadera: el universo es homogéneo a gran escala (modelo FRW, Friedmann-Robertson-Walker). Este mismo verano han salido a la luz datos experimentales que indicarían más bien todo lo contrario. Por una parte está el descubrimiento de presuntas hetereogeneidades en la radiación de fondo de microondas [ver “El eje del mal (cosmológico)”, enlace abajo] y, por otra, la detección de un inmenso volumen vacío de 1.000 millones de años luz de diámetro.

Independientemente de estos descubrimientos un equipo de teóricos ha presentado un modelo en el que se puede explicar la aceleración de la expansión del universo sin necesidad de recurrir a la energía oscura. Curiosamente, la hipótesis de partida del estudio es que el universo se parece al queso de Gruyère, es decir, tiene inmensos espacios de densidad muy próxima a cero. El queso sigue el modelo FRW y los agujeros el LTB (Lemaître-Tolman-Bondi). Pues bien, el modelo predice que al atravesar los fotones los espacios vacíos sufren un estiramiento similar al que se atribuye a la energía oscura.

Desde nuestro personal punto de vista, el recurso a algo tan extraño como la energía oscura es demasiado prematuro. Nos recuerda a otras “sustancias” introducidas a lo largo de la historia de la ciencia para explicar los fenómenos observados y que la investigación posterior demostró que eran innecesarias; me estoy refiriendo al éter, el flogisto o el calórico. La discusión ya ha comenzado. Ahora a esperar que las observaciones dicten sentencia.

1 comentario:

Helena dijo...

Quizá la expasión creciente del universo podría deberse a su curvatura. Si el universo, considerado en conjunto, tuviera curvatura negativa las distancias parecerían mayores cunto más lejanas estuviesen del observador.