miércoles, 19 de octubre de 2011

Tungsteno, que no wolframio.





Es recurrente en textos escritos en español, sobre todo si se trata de traducciones del inglés, que al wolframio se le llame tungsteno. Y también es típico que alguien proteste y afirme que es wolframio y no tungsteno. Si bien existen en la web distintas argumentaciones, muchas equidistantes, para que conste vamos a intentar argumentar a nuestra manera el origen de ambos nombres y por qué, si bien en justicia sólo debería usarse wolframio, el hecho cierto es que el único correcto oficialmente es tungsteno.

Lo que sigue está escrito de forma que se pueda leer de una vez sin necesidad de pensar en reacciones químicas, pero se dan suficientes detalles como para que el aficionado escriba sus reacciones, si así le apetece.

En 1556, Georgius Agricola menciona la existencia de un mineral que él llama spuma lupi (espuma del lobo) y que hoy conocemos como wolframita, nombre que deriva de la traducción al alemán del nombre latino, wolf rahm. Agricola lo llamó así porque, aparentemente, durante la extracción de la casiterita (SnO2) era devorada tumultuosamente (formando espuma) “como el lobo devora a la oveja” por la wolframita.

En 1761 Johann Gottlieb Lehmann fundió la wolframita [(Fe,Mn)WO4] con nitrato de sodio [NaNO3] y encontró que el producto fundido se disolvía en agua formando una disolución verde (que se volvía roja con permanganato). Añadiendo ácido mineral [H2SO4] aparecía un precipitado blanco esponjoso que se terminaba volviendo amarillo tras mucho tiempo.

En 1779 Peter Woulfe coció wolframita en ácido de sal (común) [HCl] y, tras presenciar la aparición de un color amarillo intenso, concluyó que podría estar en la presencia de algo nuevo.

En 1781 Carl Wilhelm Scheele analizó un mineral blanco llamado tungsten (más tarde scheelita, CaWO4) y demostró que se trataba de una sal de calcio de un ácido nuevo, el ácido túngstico. Paralelamente, el mentor de Scheele, Torbern Olof Bergman, creyendo que la alta densidad del tungsten sugería la presencia de la barita, lo que entonces se llamaba una tierra pesada, confirmó que contenía el producto ácido en vez del álcali que él esperaba encontrar. Posteriormente llegaría a la conclusión de que el ácido túngstico era el óxido de un nuevo elemento, que dio en llamarse, en un alarde de originalidad, lapis ponderosus (piedra pesada) que es exactamente la traducción del sueco tung sten. Sin embargo, ninguno de los dos consiguió aislar el nuevo elemento. Un poco más tarde, Martin Heinrich Klaproth, propuso llamar al nuevo metal scheelium en honor de Scheele (algunas fuentes siguen dando a Scheele como descubridor del W, sin saber que descubre quien aísla y caracteriza, no quien señala). Un peso pesado de la química de enorme influencia, Jöns Jakob Berzelius, que al principio apoyó la propuesta de Klaproth, terminó inclinándose por tungsteno tras que consiguiese reducir el ácido usando hidrógeno obteniendo el metal (método que se usa hoy día) en 1820.

En 1783, los hermanos Juan José y Fausto d'Elhuyar, éste último alumno de Bergman en Uppsala, trabajan en el centro que la Real Sociedad Vascongada de Amigos del País abre en Vergara, en el antiguo colegio que la compañía de Jesús tenía en la ciudad y que fue abandonado cuando la orden fue expulsada de España por orden del rey, Carlos III. Este centro funciona muy bien y atrae a científicos de primer nivel a sus cátedras de química y mineralogía, gente de la talla de un Louis Proust, un Pierre François Chaveneau o los propios d'Elhuyar.

Los d'Elhuyar analizaron la wolframita y encontraron que contenía el mismo óxido que el tungsten. Sus investigaciones les llevaron a aislar el nuevo metal reduciendo el ácido con carbón vegetal pulverizado a alta temperatura. Llamaron al nuevo metal volfram (en aquel entonces el abecedario español no contenía la w, se incluyó en 1914), en función del nombre del mineral a partir del cual se había aislado. La noticia de su descubrimiento se recibe en la Academia de Ciencias de Toulouse el 4 de marzo de 1784. Reclaman el nombre wolframio para el nuevo metal de la siguiente forma: “Lo llamaremos volfram, tomando el nombre del material del que ha sido extraído...Este nombre es más apropiado que tungstust o tungsten que podría ser usado como tributo al tungsten o piedra pesada del que se extrajo su cal, porque el volfram[ita] es un mineral que se conocía mucho antes que la piedra pesada, al menos entre los mineralogistas, y también porque el nombre volfram se acepta en casi todas las lenguas europeas, incluido el sueco”.

Todo lo anterior está muy bien y apoya el valor histórico del nombre wolframio, pero lo cierto es que la nomenclatura de un elemento o un compuesto químico la establece definitivamente la IUPAC que, mal que le pese a alguno, es la que pone orden en una ciencia tan tremendamente compleja desde el punto de vista terminológico como la química.

La IUPAC denomina al elemento 74, de símbolo W, como tungsten (en inglés, su único idioma oficial). El nombre alternativo wolfram fue suprimido en la última edición de su Libro rojo (Nomenclatura de Química Inorgánica. Recomendaciones de la IUPAC de 2005) aunque dicha eliminación se discutió, principalmente por miembros españoles de la IUPAC.

El nombre de wolfram ya había sido adoptado oficialmente, en lugar de tungsten por la IUPAC en su 15ª conferencia, celebrada en Ámsterdam en 1949. Pero el hecho cierto es que en todas las publicaciones de la IUPAC en vigor en 2011 el nombre oficial del elemento 74 (W) es tungsteno, y es este el que un químico debe usar.

El tungsteno es el metal de mayor punto de fusión (3695 K) y el elemento de mayor punto de ebullición (5828 K), lo que lo hace ideal para las bombillas de incandescencia, entre otras muchas aplicaciones.

Esta entrada es una participación de Experientia docet en la VIII Edición del Carnaval de Química que acoge Caja de ciencia.


4 comentarios:

Anónimo dijo...

No hacía falta tanta paja para terminar diciendo que el nombre es Tungsten (que no Tugsteno) porque el idioma oficial de la IUPAC es el inglés y así es como se denomina en ese idioma.
Con la misma argumentación ya no le llamemos azufre al S, que inglés no es así.

Unknown dijo...

Es a la inversa. IUPAC decide que se llame "tungsten" en 2005 no porque el inglés sea su idioma oficial, sino porque así lo cree conveniente por motivos técnicos (básicamente para evitar la confusión con el mineral). Hasta 2005 el idioma oficial de la IUPAC seguía siendo el inglés y admitía los dos nombres.

Anónimo dijo...

En conclusión: que se puede decir de las dos formas, dependiendo de si se quiere decir bien o mal. Perdón por el chistecito, me ha gustado la entrada, como todas las que tienen chascarrillos sobre historia de la ciencia.

Juan Francisco Pereira dijo...

En castellano se llama wolframio. Su símbolo químico es la W de wolframio, no la T. en inglés azufre se dice sulphur, pero en castellano se dice azufre. No tiene sentido lo que dices amigo. Es más, los españoles deberíamos reclamar que se llamara Wolfram, no Tungsten, ya que el descubridor es quien aisla al elemento, no a quien propone su existencia. Los Elhúyar llamaron Wolfram a este metal porque en aquella época era el nombre másm popular. De hecho en Suecia se llama Wolfram. Si hablas español, en español se dice wolframio como por ejemplo hierro es iron, acero es stahl, latón es brass, etc. No tiene sentido lo que dices