jueves, 30 de septiembre de 2010

Por qué autolesionarse alivia a algunas personas.


La idea de que el cortarse o quemarse uno mismo pudiera suponer algún tipo de alivio de la angustia emocional es difícil de entender para la mayoría de nosotros, pero es algo que afirman experimentar las personas que se autolesionan compulsivamente.

Los individuos que padecen trastorno límite de personalidad (TLP) experimentan emociones intensas y presentan a menudo carencias en la capacidad de regularlas. Estas personas también muestran altas tasas de prevalencia de la autolesión, comportamiento que podría ayudarles a reducir los estados emocionales negativos.

El grupo de Inga Niedtfeld, de la Universidad de Heidelberg (Alemania), ha estudiado los efectos de varios estímulos emocionales y un estímulo térmico en personas con y sin TLP y publica sus resultados en Biological Psychiatry. Usaron resonancia magnética funcional para detectar las áreas del cerebro que se activaban durante la presentación de imágenes que evocaban sentimientos negativos o neutros o durante la inducción de dolor o una sensación térmica por aplicación de calor. Los estímulos dolorosos fueron ajustados a los umbrales personales de cada sujeto.

En los sujetos con TLP el equipo de investigadores constató una mayor activación que en el grupo de control de la amígdala, la ínsula y el córtex cingulado anterior como respuesta a los estímulos emocionales, tanto negativos como neutros; lo que es consistente con los problemas que afirmaban padecer de regulación de las emociones. Sin embargo frente a los estímulos sensoriales, los voluntarios con TLP presentaban una disminución de la actividad de la amígdala y el córtex cingulado anterior, independientemente de lo doloroso que fuese el estímulo (dentro de los límites del estudio), disminuyendo de esta manera la reactividad emocional.

En otras palabras, estos datos son consistentes con la hipótesis de que los estímulos dolorosos físicamente aportan algo de alivio al estrés emocional en las personas con TLP porque, paradójicamente, inhiben las regiones cerebrales implicadas en la regulación de las emociones.

Referencia:

Niedtfeld, I., Schulze, L., Kirsch, P., Herpertz, S., Bohus, M., & Schmahl, C. (2010). Affect Regulation and Pain in Borderline Personality Disorder: A Possible Link to the Understanding of Self-Injury Biological Psychiatry, 68 (4), 383-391 DOI: 10.1016/j.biopsych.2010.04.015

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