jueves, 30 de diciembre de 2010

Q2010: Máquinas moleculares




  1. Q2010: Un año memorable para la química
  2. Q2010: Moléculas extraterrestres
  3. Q2010: Una vida diferente
  4. Q2010: Juegos de luz
  5. Q2010: Nano creciente
  6. Q2010: Máquinas moleculares

En 2010 las máquinas moleculares volvieron a ser poco más que juguetes. Pero llegará un día en que dejarán de serlo.

[18] von Delius et al. fabricaron un andarín molecular de dos patas que podía andar en una dirección a lo largo de un camino de baldosas químicas.

[19] El equipo que coordina Ben Feringa estuvo muy ocupado. Por una parte anunció que había conseguido hacer que sus rotores moleculares girasen en ambos sentidos. El sentido de rotación se modifica por una “simple” epimerización inducida por una base.

Antes [20] había hecho público que era capaz de bloquearlos con un cambio de pH de la disolución.

[21] Pero la palma se la llevó el equipo de Ned Seeman de la Universidad de Nueva York. Desarrolló una línea de montaje a nanoescala que puede ser programada para “fabricar” productos conforme un andarín de ADN se desplaza por la línea.

Referencias:

[18]

von Delius, M., Geertsema, E., & Leigh, D. (2009). A synthetic small molecule that can walk down a track Nature Chemistry, 2 (2), 96-101 DOI: 10.1038/nchem.481

[19]

Ruangsupapichat, N., Pollard, M., Harutyunyan, S., & Feringa, B. (2010). Reversing the direction in a light-driven rotary molecular motor Nature Chemistry, 3 (1), 53-60 DOI: 10.1038/nchem.872

[20]

Qu, D., & Feringa, B. (2010). Controlling Molecular Rotary Motion with a Self-Complexing Lock Angewandte Chemie International Edition, 49 (6), 1107-1110 DOI: 10.1002/anie.200906064

[21]

Gu, H., Chao, J., Xiao, S., & Seeman, N. (2010). A proximity-based programmable DNA nanoscale assembly line Nature, 465 (7295), 202-205 DOI: 10.1038/nature09026




Q2010: Nano creciente.



  1. Q2010: Un año memorable para la química
  2. Q2010: Moléculas extraterrestres
  3. Q2010: Una vida diferente
  4. Q2010: Juegos de luz
  5. Q2010: Nano creciente
  6. Q2010: Máquinas moleculares



La nanotecnología nos cambiará el futuro y en este año ha dado nuevos pasos para conseguirlo. 2010 ha sido el año del grafeno, culminando con el premio Nobel de física a dos de sus descubridores, Andre Geim y Kyosta Novoselov.

[12] Precisamente el grupo de Geim en la Universidad de Manchester, Nair et al., fabricó una especie de Teflón de 2 dimensiones al ser capaz de fluorar completamente capas de grafeno sin dañar su estructura. El fluorografeno resultante es mecánicamente fuerte y química y térmicamente estable y, aparte de usarse como si fuese Teflón también podría emplearse como un aislante delgado en electrónica orgánica o encontrar un uso en los LED o las pantallas.

[13] Hablando de pantallas, Bae et al. consiguieron fabricar películas de grafeno lo suficientemente grandes como para poder incorporarlas a pantallas táctiles. Los investigadores doparon el grafeno con ácido nítrico para conseguir que funcionase como un enorme electrodo transparente, ideal para aplicaciones táctiles, y mucho más resistente y ecológico que el óxido de indio y estaño que se emplea actualmente para las pantallas táctiles.

Aparte de láminas grandes, varios grupos de investigación informaron del desarrollo de diversos métodos para construir circuitos usando grafeno. [14] Cai et al. fabricaron nanocintas de grafeno de abajo arriba, en vez de cortando una lámina de grafeno. Los investigadores consiguieron nanocintas de aproximadamente 1 nm de ancho a partir de un radical precursor depositado en una lámina metálica. La técnica permite controlar el ancho y la forma de las nanocintas. No sólo eso, se pueden conseguir cintas de formas idénticas, lo que indica que las propiedades electrónicas también son controlables, ideal para la nanoelectrónica.

[15] Wei et al. han demostrado que los circuitos de grafeno también se pueden hacer con la punta caliente de un microscopio de fuerza atómica (MFA) que va “grabando” en óxido de grafeno. La punta del MFA reduce el óxido de grafeno y deja detrás líneas conductoras de grafeno. La misma punta después puede “leer” lo que ha escrito, lo que es fantástico para el control de calidad.

[16] Chuvilin et al. consiguieron, usando un microscopio electrónico de transmisión, no sólo curvar una lámina de grafeno para hacer fulerenos, además lo vieron en tiempo real. Este resultado viene a refutar las teoría en vigor hasta ahora sobre cómo se hacen los fulerenos, que asume que hace falta prácticamente carbón atómico. El microscopio electrónico de transmisión y cálculos químicocuánticos ponen de manifiesto que, cuando se quita un átomo del borde de un copo de grafeno de entre 60 y 100 átomos de carbono, los dos carbonos que quedan enlazados solamente a dos átomos vecinos se unen entre sí, formando un pentágono. Esto hace que la lámina se curve y que, conforme se quitan más carbonos, la lámina tome primero a forma de un cuenco y después la de una bola. Aunque estos fulerenos se consiguen usando el haz electrónico del microscopio, el calor empleado en la producción de fulerenos podría tener la misma función.

[17] Miembros del equipo anterior, y también usando microscopía electrónica de transmisión, consiguieron imágenes de átomos de metal enjaulados dentro de fulerenos que se mantenían en el interior de un nanotubo de carbono. El vídeo de Chuvilin et al. mostraba cómo los átomos de metal se liberaban de los fulerenos antes de agruparse y atacar al nanotubo mismo. Este resultado demuestra que el interior de los nanotubos no es siempre tan químicamente inerte como se piensa.

Referencias:

[12]

Nair, R., Ren, W., Jalil, R., Riaz, I., Kravets, V., Britnell, L., Blake, P., Schedin, F., Mayorov, A., Yuan, S., Katsnelson, M., Cheng, H., Strupinski, W., Bulusheva, L., Okotrub, A., Grigorieva, I., Grigorenko, A., Novoselov, K., & Geim, A. (2010). Fluorographene: A Two-Dimensional Counterpart of Teflon Small, 6 (24), 2877-2884 DOI: 10.1002/smll.201001555

[13]

Bae, S., Kim, H., Lee, Y., Xu, X., Park, J., Zheng, Y., Balakrishnan, J., Lei, T., Ri Kim, H., Song, Y., Kim, Y., Kim, K., Özyilmaz, B., Ahn, J., Hong, B., & Iijima, S. (2010). Roll-to-roll production of 30-inch graphene films for transparent electrodes Nature Nanotechnology, 5 (8), 574-578 DOI: 10.1038/nnano.2010.132

[14]

Cai, J., Ruffieux, P., Jaafar, R., Bieri, M., Braun, T., Blankenburg, S., Muoth, M., Seitsonen, A., Saleh, M., Feng, X., Müllen, K., & Fasel, R. (2010). Atomically precise bottom-up fabrication of graphene nanoribbons Nature, 466 (7305), 470-473 DOI: 10.1038/nature09211

[15]

Wei, Z., Wang, D., Kim, S., Kim, S., Hu, Y., Yakes, M., Laracuente, A., Dai, Z., Marder, S., Berger, C., King, W., de Heer, W., Sheehan, P., & Riedo, E. (2010). Nanoscale Tunable Reduction of Graphene Oxide for Graphene Electronics Science, 328 (5984), 1373-1376 DOI: 10.1126/science.1188119

[16]

Chuvilin, A., Kaiser, U., Bichoutskaia, E., Besley, N., & Khlobystov, A. (2010). Direct transformation of graphene to fullerene Nature Chemistry, 2 (6), 450-453 DOI: 10.1038/nchem.644

[17]

Chuvilin, A., Khlobystov, A., Obergfell, D., Haluska, M., Yang, S., Roth, S., & Kaiser, U. (2009). Observations of Chemical Reactions at the Atomic Scale: Dynamics of Metal-Mediated Fullerene Coalescence and Nanotube Rupture Angewandte Chemie International Edition DOI: 10.1002/anie.200902243


miércoles, 29 de diciembre de 2010

Machos con un par de...X


Un nutrido equipo de investigadores coordinados por Paul Thomas, de la Universidad de Adelaida (Australia), ha determinado que los cambios en un gen implicado en el desarrollo del cerebro pueden llevar a la formación de genitales masculinos en un embrión genéticamente femenino (XX). Los resultados, que se publican en el Journal of Clinical Investigation, podrían mejorar el diagnóstico y la gestión clínica de pacientes con problemas de diferenciación sexual. Éstos se presentan cuando los testículos o los ovarios no se desarrollan adecuadamente en el embrión, lo que causa anormalidades genitales en 1 de cada 4500 nacimientos.

El gen en cuestión, llamado SOX3, se encuentra en el cromosoma X y está implicado normalmente en el desarrollo del sistema nervioso central y en la glándula pituitaria del cerebro. Los investigadores han podido demostrar, sin embargo, que las mutaciones que provocan su activación anormal en la fase embrionaria llevan al desarrollo de testículos y pene tanto en pacientes humanos como en ratones.

En los machos (XY) el desarrollo de los órganos sexuales masculinos viene regulado por un gen casi idéntico en el cromosoma Y llamado SRY. Este gen, por tanto, no está presente en las hembras (XX)

Este descubrimiento también permite comprender mejor la evolución del gen SRY, que se cree que evolucionó a partir del SOX3. Se piensa que los cambios en el SOX3 como los que provocan los problemas de diferenciación sexual deben haber ocurrido hace millones de años, haciendo que el gen SOX3 se activase en la gónada e iniciase el desarrollo de los testículos. Este SOX3 mutado habría evolucionado en el gen que determina el desarrollo de los genitales masculinos en el cromosoma Y, SRY.

Según los investigadores, este descubrimiento podría explicar uno de cada cinco casos de problemas de diferenciación sexual en personas que genéticamente son XX.

Referencia:

Sutton, E., Hughes, J., White, S., Sekido, R., Tan, J., Arboleda, V., Rogers, N., Knower, K., Rowley, L., Eyre, H., Rizzoti, K., McAninch, D., Goncalves, J., Slee, J., Turbitt, E., Bruno, D., Bengtsson, H., Harley, V., Vilain, E., Sinclair, A., Lovell-Badge, R., & Thomas, P. (2010). Identification of SOX3 as an XX male sex reversal gene in mice and humans Journal of Clinical Investigation DOI: 10.1172/JCI42580

martes, 28 de diciembre de 2010

Q2010: Juegos de luz



  1. Q2010: Un año memorable para la química
  2. Q2010: Moléculas extraterrestres
  3. Q2010: Una vida diferente
  4. Q2010: Juegos de luz
  5. Q2010: Nano creciente
  6. Q2010: Máquinas moleculares


Los descubrimientos sobre la interacción de la luz con la materia durante el 2010 continuaron fascinando y abren la puerta a un futuro que parece sacado de una novela de ciencia ficción.

[9] Zhou et al. investigaron el mecanismo por el cual una mezcla de metanol y agua es capaz de producir hidrógeno al interactuar con una superficie de dióxido de titanio en presencia de luz solar. Descubrieron que el hidrógeno del hidroxilo del metanol es cedido en una reacción fotocatalítica en los lugares de la superficie del TiO2 en los que hay un defecto de oxígeno, los llamados sitios Ti4+.

[10] Collini et al. investigaron las proteínas antena. Estas proteínas absorben la luz y transmiten la energía de la excitación resultante entre moléculas a un centro de reacción donde tiene lugar la fotosíntesis. Los investigadores aportaron pruebas de que las proteínas, de 5 nm de ancho, comparten su excitación electrónica coherentemente desde un punto de vista cuántico. Las proteínas muestran esta “conexión coherente” incluso bajo condiciones biológicas, lo que sugiere que las moléculas distantes dentro de las proteínas fotosintéticas están “conectadas” para una mejor recolección de la luz.

[11] Su et al. consiguieron introducir nanopartículas de oro en plantas para conseguir que la clorofila produzca una emisión roja, constituyendo así un bio-LED natural. Se ha aventurado su uso como sistema de iluminación de las calles.

Referencias:

[9]

Zhou, C., Ren, Z., Tan, S., Ma, Z., Mao, X., Dai, D., Fan, H., Yang, X., LaRue, J., Cooper, R., Wodtke, A., Wang, Z., Li, Z., Wang, B., Yang, J., & Hou, J. (2010). Site-specific photocatalytic splitting of methanol on TiO2(110) Chemical Science, 1 (5) DOI: 10.1039/c0sc00316f

[10]

Collini, E., Wong, C., Wilk, K., Curmi, P., Brumer, P., & Scholes, G. (2010). Coherently wired light-harvesting in photosynthetic marine algae at ambient temperature Nature, 463 (7281), 644-647 DOI: 10.1038/nature08811

[11]

Su, Y., Tu, S., Tseng, S., Chang, Y., Chang, S., & Zhang, W. (2010). Influence of surface plasmon resonance on the emission intermittency of photoluminescence from gold nano-sea-urchins Nanoscale, 2 (12) DOI: 10.1039/c0nr00330a


Confirmada experimentalmente la teoría de cuerdas.


Un equipo de investigadores dirigidos por Edward Kitten, de la Universidad de Princeton-Plainsboro (EE.UU.), y en el que participan científicos españoles, ha demostrado experimentalmente por primera vez la validez de la teoría de las supercuerdas. El resultado, que aparecerá en un número especial de Nature, supone un hito histórico, sólo comparable a la confirmación experimental de la teoría general de la relatividad de Einstein en 1919.

El desarrollo teórico fue realizado por Kitten y los investigadores españoles Francisco Lamula (U. Málaga) y Sergio Besinos (U. Oviedo). La idea es que la descomposición de un haz de luz coherente en un medio no lineal, en este caso un cuasicristal de oximetazolina, revelaría la existencia de p-branas por la aparición de fotones en lugares del cuasicristal no predichos por la teoría cuántica por sí misma. Los fotones serían generados por una radiación autosimilar que sigue una pauta denominada compactón de Rosenau-Hyman.

El desarrollo experimental ha sido llevado a cabo en el Istituto Maurizio Nero (Italia). En este laboratorio los investigadores crearon, tras más de un centenar de intentos, el cuasicristal de oximetazolina más puro y perfecto que se haya sintetizado nunca. Al hacer incidir un haz de luz láser en las direcciones denominadas preferencias de Calabi-Yau, los investigadores pudieron detectar fotones de una longitud de onda reducida en posiciones ortonormales a las líneas de dispersión del cuasicristal, según lo predicho en la teoría. Estos fotones se generarían por la vibración de la p-brana en resonancia con la preferencia de Calabi-Yau excitada por la luz incidente.

Hemos de recalcar que este es un primer resultado y que habrá de ser confirmado tanto teórica como experimentalmente. En cualquier caso, Nature anuncia que en el número especial aparecerán artículos y opiniones de Roger Penrose, Lee Smolin y Mario Herrero, entre otros destacados especialistas.

Referencia:

Lamula, F.R., Gnocci, P., House, M.D., Passolini, P., Torregrosa, D., Belfi, A., Giugiaro, H., Pininfarina, R., Besinos, S.L., Kitten, E., (2010) Coherent light decomposition in a nonlinear cuasicrystal reveals Calabi- Yau p-brane structure of spacetime. Nature, 766 (7307), 779-787 DOI: 10.1038/nature31415

jueves, 23 de diciembre de 2010

Q2010: Una vida diferente



  1. Q2010: Un año memorable para la química
  2. Q2010: Moléculas extraterrestres
  3. Q2010: Una vida diferente
  4. Q2010: Juegos de luz
  5. Q2010: Nano creciente
  6. Q2010: Máquinas moleculares


El 2010 también fue testigo de cómo la química ayudaba a comprender mejor los fenómenos biológicos, con algunos logros realmente sobresalientes. Como estos:

[5] Gibson et al. hacían pública la creación de una bacteria “sintética” al transplantar un cromosoma sintetizado químicamente a una célula a la que se le había extraído el suyo. Esta bacteria, resultado de los trabajos realizados en los Institutos J. Craig Venter, puede crecer y reproducirse como las bacterias completamente naturales.

[6] Mientras tanto, Parnell et al. encontraron discrepancias en el ratio de los isótopos 34S y 32S en muestras de rocas escocesas. Estas rocas, procedentes del noroeste de las highlands de Escocia, sugieren que la vida compleja podría haber existido en la Tierra 400 millones de años antes de los que se pensaba.

[7] Stojanovic et al. crearon un autómata biológico a base de enzimas al que se le puede enseñar a jugar al toma y daca y no perder nunca. El autómata consistía en una disolución de 16 enzimas que podían reconocer y responder a los “movimientos” de un jugador humano, abriendo todo un mundo de posibilidades para la programación molecular.

[8] La metalómica ha dado un aldabonazo con el trabajo de Cvetkovic et al. Tras sus resultados los científicos tendrán que considerar seriamente pasar de la clásica purificación de proteínas a la identificación y purificación basada en metales. Los investigadores usaron el Pyrococcus furiosus para su trabajo y demostraron que de los 343 picos de metal en las fracciones cromatográficas, 158 no correspondían a ninguna metaloproteína de las previstas. La purificación de 8 de esas fracciones dio lugar a 4 nuevas metaloproteínas, lo que sugiere que los metaloproteomas son más grandes y diversos de lo que se pensaba en un principio.

Referencias:

[5]

Gibson, D., Glass, J., Lartigue, C., Noskov, V., Chuang, R., Algire, M., Benders, G., Montague, M., Ma, L., Moodie, M., Merryman, C., Vashee, S., Krishnakumar, R., Assad-Garcia, N., Andrews-Pfannkoch, C., Denisova, E., Young, L., Qi, Z., Segall-Shapiro, T., Calvey, C., Parmar, P., Hutchison, C., Smith, H., & Venter, J. (2010). Creation of a Bacterial Cell Controlled by a Chemically Synthesized Genome Science, 329 (5987), 52-56 DOI: 10.1126/science.1190719

[6]

Parnell, J., Boyce, A., Mark, D., Bowden, S., & Spinks, S. (2010). Early oxygenation of the terrestrial environment during the Mesoproterozoic Nature, 468 (7321), 290-293 DOI: 10.1038/nature09538

[7]

Pei, R., Matamoros, E., Liu, M., Stefanovic, D., & Stojanovic, M. (2010). Training a molecular automaton to play a game Nature Nanotechnology, 5 (11), 773-777 DOI: 10.1038/nnano.2010.194

[8]

Cvetkovic, A., Menon, A., Thorgersen, M., Scott, J., Poole II, F., Jenney Jr, F., Lancaster, W., Praissman, J., Shanmukh, S., Vaccaro, B., Trauger, S., Kalisiak, E., Apon, J., Siuzdak, G., Yannone, S., Tainer, J., & Adams, M. (2010). Microbial metalloproteomes are largely uncharacterized Nature, 466 (7307), 779-782 DOI: 10.1038/nature09265




miércoles, 22 de diciembre de 2010

Q2010: Moléculas extraterrestres


  1. Q2010: Un año memorable para la química
  2. Q2010: Moléculas extraterrestres
  3. Q2010: Una vida diferente
  4. Q2010: Juegos de luz
  5. Q2010: Nano creciente
  6. Q2010: Máquinas moleculares


En 2010 se han hecho descubrimientos interesantísimos en astroquímica. Entre ellos destacan los siguientes:

[1] Cami et al. usaron un espectrógrafo infrarrojo para identificar el buckminsterfulereno (C60) y el C70 en la nebulosa planetaria Tc1. El descubrimiento refuerza las teorías sobre las bandas interestelares difusas (DIB, por sus siglas en inglés), líneas de absorción que aparecen en los espectros astronómicos. De hecho, fue la investigación de las DIB una de las razones que llevó a Kroto et al. [*] a realizar los experimentos que llevaron al C60 en primer lugar.

[2] En otro lugar del universo, Decin et al. encontraron algo que antes se creía imposible: vapor de agua cerca de una estrella gigante rica en carbono. La investigación de la envoltura circunestelar de la estrella de carbono CW Leonis (IRC +10216), el flujo de polvo y gas alrededor de una estrella vieja y en expansión, puso de manifiesto docenas de líneas espectroscópicas correspondientes al vapor de agua a diferentes temperaturas y, por tanto, a localizaciones dentro de la envoltura. Tras este descubrimiento es necesario repensar la química que tiene lugar en las estrellas ricas en carbono conforme envejecen y se expanden.

[3] Dos equipos de astrónomos, Rivkin & Emery y Campins et al., publicaron el hallazgo de hielo de agua en la superficie del asteroide 24 Themis. Los equipos llegaron a la conclusión independientemente de que el asteroide contenía hielo de agua, de nuevo usando espectroscopía infrarroja. La combinación de los resultados permitió averiguar la existencia de una fina capa de hielo que cubre la totalidad de la superficie del asteroide. Dado que una capa tan fina debe sublimarse en el vacío del espacio muy rápidamente, los investigadores proponen que debe existir una reserva de hielo debajo de la superficie que renueva la capa superficial conforme se pierde. Estos hallazgos apoyan la hipótesis de que los asteroides trajeron agua a la Tierra, aunque probarlo sea otra cuestión.

[4] Goldman et al. sugirieron que los compuestos básicos para la vida podrían sobrevivir al impacto tras viajar hasta la Tierra en un cometa. Sus cálculos encontraron que las ondas de choque del impacto del cometa podrían provocar la aparición de oligómeros con uniones C-N de vida corta que, cuando se rompen, forman compuestos estables, entre ellos el aminoácido esencial glicina.

Referencias:

[1]

Cami, J., Bernard-Salas, J., Peeters, E., & Malek, S. (2010). Detection of C60 and C70 in a Young Planetary Nebula Science, 329 (5996), 1180-1182 DOI: 10.1126/science.1192035

[*]

Kroto, H., Heath, J., O'Brien, S., Curl, R., & Smalley, R. (1985). C60: Buckminsterfullerene Nature, 318 (6042), 162-163 DOI: 10.1038/318162a0

[2]

Decin, L., Agúndez, M., Barlow, M., Daniel, F., Cernicharo, J., Lombaert, R., De Beck, E., Royer, P., Vandenbussche, B., Wesson, R., Polehampton, E., Blommaert, J., De Meester, W., Exter, K., Feuchtgruber, H., Gear, W., Gomez, H., Groenewegen, M., Guélin, M., Hargrave, P., Huygen, R., Imhof, P., Ivison, R., Jean, C., Kahane, C., Kerschbaum, F., Leeks, S., Lim, T., Matsuura, M., Olofsson, G., Posch, T., Regibo, S., Savini, G., Sibthorpe, B., Swinyard, B., Yates, J., & Waelkens, C. (2010). Warm water vapour in the sooty outflow from a luminous carbon star Nature, 467 (7311), 64-67 DOI: 10.1038/nature09344

[3a]

Campins, H., Hargrove, K., Pinilla-Alonso, N., Howell, E., Kelley, M., Licandro, J., Mothé-Diniz, T., Fernández, Y., & Ziffer, J. (2010). Water ice and organics on the surface of the asteroid 24 Themis Nature, 464 (7293), 1320-1321 DOI: 10.1038/nature09029

[3b]

Rivkin, A., & Emery, J. (2010). Detection of ice and organics on an asteroidal surface Nature, 464 (7293), 1322-1323 DOI: 10.1038/nature09028

[4]

Goldman, N., Reed, E., Fried, L., William Kuo, I., & Maiti, A. (2010). Synthesis of glycine-containing complexes in impacts of comets on early Earth Nature Chemistry, 2 (11), 949-954 DOI: 10.1038/nchem.827



Q2010: Un año memorable para la química


La química es una ciencia fascinante y los descubrimientos realizados en el año que termina lo demuestran admirablemente. Con objeto de ir calentando motores para el próximo 2011 - Año Internacional de la Química, vamos a repasar cuáles han sido los más relevantes en una serie de cinco entradas (aparte de esta) que abarca aspectos tan diversos como la propia química.

  1. Q2010: Un año memorable para la química
  2. Q2010: Moléculas extraterrestres
  3. Q2010: Una vida diferente
  4. Q2010: Juegos de luz
  5. Q2010: Nano creciente
  6. Q2010: Máquinas moleculares

El proyecto de divulgación química de Experientia docet para 2011 es una Actividad Oficial reconocida por la IUPAC. A partir del mes de enero habrá nuevas secciones dedicadas especialmente a dar a conocer pasado, presente y futuro de la ciencia central.




martes, 21 de diciembre de 2010

Los genes neuromusculares de una esponja o la evolución de la complejidad animal.


La esponja marina Amphimedom queenslandica evolucionó a partir de ancestros unicelulares antes de la explosión del Cámbrico, lo que la hace uno de los primeros organismos multicelulares. Sin embargo, cuando el equipo encabezado por Mansi Srivastava, de la Universidad de California en Berkeley, analizó su genoma se encontró con la sorpresa de que porta genes que son característicos de rasgos animales más complejos, lo que sugiere que estos genes habrían evolucionado antes que la propia multicelularidad. Los resultados se publican en Nature.

El surgimiento de los animales unicelulares a partir de ancestros unicelulares ocurrió hace más de 600 millones de años. Esta evolución conllevó la aparición de mecanismos para coordinar la división, el crecimiento, la especialización, la adhesión y la muerte de las células. El mal funcionamiento de estos mecanismos es lo que da lugar a enfermedades como los distintos tipos de cáncer, en los que los controles de las relaciones intercelulares fallan, o a las enfermedades autoinmunes, en las que las distinciones entre lo propio y lo extraño se desvanecen. Las señas de identidad de la multicelularidad de los metazoos están, por tanto, íntimamente relacionadas con las del cáncer y la inmunidad. Las esponjas juegan un papel crítico en la búsqueda de los orígenes de los procesos multicelulares de los metazoos, ya que están consideradas como el filo más próximo al ancestro común de todos los metazoos.

Si bien la pertenencia de las esponjas al Reino Animal se determinó ya en el siglo XIX, la ausencia de músculos, sistema nervioso y órganos internos las ha relegado al subreino de los parazoos, un escalón por debajo de los eumetazoos, es decir, los verdaderos animales. No obstante lo anterior, las esponjas comparten con los eumetazoos los genes que regulan la adhesión y la señalización. Así como otros que regulan el desarrollo de la estructura corporal, como los factores de transcripción del desarrollo. De hecho, los embriones y las larvas de las esponjas son perfectamente comparables a los de otros animales. Dentro de las esponjas hay diversidad y su filogenia aún no está clara, lo que permite la posibilidad de que las esponjas sean parafiléticas, lo que implicaría que existirían otros animales que evolucionaron a partir de los ancestros de las esponjas.

Pues bien, Amphimedom queenslandica porta genes que, en animales más complejos, codifican los factores de transcripción implicados en la diferenciación de músculos y nervios, a pesar de carecer de sistema neuromuscular. Una posible hipótesis es que Amphimedom queenslandica se trataría de una “vuelta atrás”, esto es, que habría evolucionado a partir de un organismo más complejo, simplificándose. Pero esto no está para nada claro.


La presencia de genes neuronales, que es muy posible que cumpliesen una función en los protozoos, hace que nos planteemos al menos dos grandes preguntas: ¿Cómo pasaron estos genes a regular el desarrollo del sistema nervioso en animales posteriores? Y ¿qué función desempeñaban estos genes en los organismos aún más primitivos?


Referencia:


Srivastava, M., Simakov, O., Chapman, J., Fahey, B., Gauthier, M., Mitros, T., Richards, G., Conaco, C., Dacre, M., Hellsten, U., Larroux, C., Putnam, N., Stanke, M., Adamska, M., Darling, A., Degnan, S., Oakley, T., Plachetzki, D., Zhai, Y., Adamski, M., Calcino, A., Cummins, S., Goodstein, D., Harris, C., Jackson, D., Leys, S., Shu, S., Woodcroft, B., Vervoort, M., Kosik, K., Manning, G., Degnan, B., & Rokhsar, D. (2010). The Amphimedon queenslandica genome and the evolution of animal complexity Nature, 466 (7307), 720-726 DOI: 10.1038/nature09201

lunes, 20 de diciembre de 2010

Cómo el campo eléctrico del cerebro afecta al propio cerebro.


Tu cerebro es eléctrico. Existen multitud de pequeñísimos impulsos transmitiéndose entre los miles de millones de neuronas interconectadas que generan un campo eléctrico que rodea el cerebro como una nube invisible. Un estudio realizado por Flavio Fröhlich y David McCormick, ambos de la Universidad de Yale, sugiere que el campo eléctrico del cerebro no es un subproducto pasivo de su actividad neuronal, como se solía pensar. Este campo eléctrico podría ayudar a regular activamente cómo funciona el cerebro, especialmente durante el sueño profundo. Aunque siempre se sabe desde hace mucho tiempo que las fuentes externas de electricidad pueden alterar el funcionamiento del cerebro (de ahí la terapia de electroshocks, por ejemplo), esta es la primera prueba directa de que el propio campo eléctrico del cerebro cambia la forma en la que éste se comporta. Los resultados se publican en Neuron.


Los investigadores rodearon un corte de tejido del córtex cerebral de hurón aún vivo con un campo eléctrico que imitaba el campo que un cerebro de hurón intacto produce durante el sueño de ondas lentas (fase 4 del sueño no REM, también llamado sueño delta). El campo aplicado amplificó y sincronizó la actividad neuronal existente en el corte cerebral. Estos resultados indican que el campo eléctrico generado por el cerebro facilita la misma activación neuronal que lo provocó en primer lugar, de la misma forma que el entusiasmo de una masa de personas en un estadio deportivo provoca que cada una siga animando. En otras palabras, el campo eléctrico cerebral no es un subproducto, es un bucle de retroalimentación.

Se sabía que los periodos de actividad neuronal altamente sincronizados (como el del sueño profundo) son cruciales para el mantenimiento de un funcionamiento normal del cerebro. Ahora bien, no está claro ni cómo se coordinan estas fases estables, ni por qué se descontrolan en enfermedades como la epilepsia. Este nuevo estudio indica que el campo eléctrico cerebral puede tener mucho que decir a este respecto.

Este descubrimiento puede tener también aplicaciones terapéuticas. Concretamente en la mejora de una técnica llamada estimulación por corriente directa transcraneal (tDCS, por sus siglas en inglés), que aplica campos eléctricos débiles al cuero cabelludo para tratar, por ejemplo, la depresión o el dolor crónico.


Habitualmente la tDCS usa campos eléctricos estándares que no cambian demasiado, a diferencia de los campos eléctricos dinámicos que se han usado en este estudio para imitar un cerebro vivo. El siguiente paso lógico es usar estas combinaciones de ondas más complejas en un entorno clínico y ver si mejoran el tratamiento.


Más información sobre las ondas cerebrales como forma de comunicación intracerebral, aquí.


Referencia:

Fröhlich, F., & McCormick, D. (2010). Endogenous Electric Fields May Guide Neocortical Network Activity Neuron, 67 (1), 129-143 DOI: 10.1016/j.neuron.2010.06.005

viernes, 17 de diciembre de 2010

Einstein y...la pizarra del Observatorio del Monte Wilson




La foto que abre esta entrada es bastante popular. Más que por la foto en sí, por una aplicación que permite escribir en la pizarra lo que cada cual quiera. Y, sin embargo, esta foto tiene una historia cuando menos curiosa que nos va a permitir explorar someramente la idea de curvatura y cómo expresarla usando una herramienta matemática tremendamente útil en física, los tensores, a la par que rememorar un momento muy interesante en la historia de la cosmología.

En una época anterior a internet, las fotos de las noticias eran enviadas por las agencias de prensa por correo ordinario urgente a los distintos periódicos. Cada fotografía llevaba anexa su historia escrita por la agencia de noticias adherida a la parte posterior, de esa forma el periódico no tenía que complicarse a la hora elaborar el pie de foto.

La foto de Einstein fue tomada el 14 de enero de 1931 durante su visita al complejo del Observatorio del Monte Wilson en California (Estados Unidos). Sin embargo se hizo pública 24 años después, con motivo de la muerte de Einstein el 18 de abril de 1955. El pie de foto con el que apareció en prensa decía: “Dr. Albert Einstein writes an equation for the density of the Milky Way on the blackboard at the Carnegie Institute, Mt. Wilson Observatory headquarters in Pasadena, Calif., in this Jan. 14, 1931.” Puede verse aquí, por ejemplo. En español se traduce tal cual, como se recoge, por ejemplo, aquí: “Einstein escribe una ecuación sobre la densidad de la Vía Láctea en un pizarrón del Observatorio Monte Wilson, en Pasadena, California, en 1931”. Pero, ¿desde cuándo una densidad se expresa con subíndices y con la letra R? ¿La densidad de la Vía Láctea es cero? No parece tener sentido, aunque el mismísimo Instituto Einstein de Matemáticas de la Universidad Hebrea de Jerusalén (Israel) lo diga así en su página web.

La historia anexa a la foto que mandó la agencia de noticias podría ayudarnos a desvelar esta posible contradicción. El original es el siguiente (cortesía de Einstein’s World):

Vemos que “density” era originalmente “destiny”. ¿Podría haber ocurrido que el avezado reportero de la agencia de noticias se limitase a reflejar la frase que entendió y le llamó la atención y que, en algún paso intermedio, alguien decidiese que el “destino” no puede expresarse en una ecuación y que lo que quería decir es “densidad”? Podría ser. En cualquier caso, parece más cierto que Einstein lo que hacía era escribir aparentemente sobre la curvatura del espaciotiempo. Pero en realidad estaba considerando el problema de la existencia de la constante cosmológica. Vamos a verlo, que es muy fácil de entender intuitivamente.

Si cortas una naranja por la mitad, quitas la pulpa del interior, e intentas aplanar el hemisferio de piel resultante, terminas rajándolo. Si tratas de aplanar algo con la forma de una silla de montar, como una patata frita (de las de bolsa) revenida, te encuentras con el problema contrario: hay “demasiada” superficie y se te forman pliegues. Si coges, sin embargo, un rollo de papel de cocina y deseas aplanarlo, no hay nada más fácil, con desenrollarlo, listo. Las superficies como las esferas se dice que están curvadas positivamente, las que tienen la forma de una silla de montar que lo están negativamente, y las que son como el papel de cocina son, simplemente, planas (démonos cuenta que son planas en este sentido aunque no estén en un plano). Esto es así porque la curvatura se define en términos de “geometría intrínseca” de una superficie, en la que la distancia se mide en función de los caminos que están dentro de la superficie.

Hay varias formas de hacer precisa esta noción de curvatura y hacerla cuantitativa, de tal manera que a cada punto de la superficie se pueda asociar un número que diga “cómo de curvada” está en ese punto. Para poder hacer esto es necesario que se cumplan determinadas condiciones matemáticas que permitan determinar las longitudes de los caminos, es lo que se llama una métrica riemanniana. La noción de curvatura puede ser generalizada a un mayor número de dimensiones, de tal forma que se habla de la curvatura en un punto en una variedad riemanniana de d dimensiones. Sin embargo, cuando la dimensión es mayor de dos, es decir, no es un plano lo que se curva sino un espacio, las posibilidades de curvatura en un punto se hacen tan complicadas que ya no pueden ser expresadas por un número sino por algo llamado el tensor de Ricci.

Un tensor no es más que la extensión del concepto de vector a dimensiones adicionales. Un escalar, un número, aparece en un gráfico como un punto, un objeto de cero dimensiones. Un vector, que tiene magnitud y dirección, aparecería en un gráfico como una línea, es decir, como un objeto de una dimensión. El tensor extiende esta idea a las dimensiones adicionales. Esto podemos interpretarlo como un conjunto de vectores relacionados, moviéndose en múltiples direcciones en un plano.

Lo veremos mejor de otra manera. En vez de pensar en un vector como un conjunto de coordenadas, lo podemos considerar una operación, es decir, un vector lo que haría es asociar una dirección a un número. Lo importante desde el punto de vista matemático es que la operación es lineal y homogénea. Gracias a esto, un vector queda completamente determinado por sus proyecciones en d direcciones, donde d es el número de dimensiones del espacio en el que se define. Por tanto, un vector se puede expresar como un conjunto de números que son en realidad sus proyecciones en un sistema de ejes coordenados.

Un vector es realmente un tensor de rango 1, asocia 1 dirección a un número. Un escalar, es un tensor de rango 0, asocia 0 direcciones a un número. Por tanto un tensor de rango 2 (un tensor ya por derecho propio), asocia dos direcciones arbitrarias a un número. Si quisiéramos expresarlo en términos de las coordenadas, como se hace con los vectores, necesitaríamos d x d números. Para un tensor de rango q, por tanto, necesitaríamos nq números.

Veamos ahora desde el punto de vista formal las ecuaciones de campo de la relatividad general. Si has llegado leyendo hasta aquí no te asustará demasiado, después de todo no es más que una igualdad tensorial en la que se relacionan un conjunto de tensores 4 x 4 (simétricos, pero en esto no vamos a entrar ahora), para un espaciotiempo de 4 dimensiones.

Donde Rμν es el tensor de curvatura de Ricci del que hablábamos más arriba, R es la curvatura escalar (simplificando, la curvatura entendida en el sentido que hablábamos más arriba, un número asociado a un punto del espacio), gμν es el tensor métrico (una generalización del campo gravitatorio y principal objeto de interés), Λ es la constante cosmológica, G es la constante gravitacional de Newton, c la velocidad de la luz en el vacío y Tμν el tensor de energía-impulso.

Los índices en los tensores son etiquetas, es una forma de llamarlos. En este caso se emplea la notación abstracta de Penrose. Se puede usar cualquier símbolo conveniente para los índices de los tensores. Tradicionalmente, las letras latinas se usan para indicar que se están usando coordenadas espaciales (x, y, z), mientras que las griegas se emplean para indicar coordenadas espaciotemporales (x, y, z, t). En la época de la foto esta convención no se había establecido.

Una simple observación de la ecuación de campo nos dice que podría haber algo similar con lo que escribe Einstein en la pizarra: el tensor de Ricci. Efectivamente, existe un caso especial de la ecuación de campo en el que se postula que Tμν = 0, es decir, que la energía y el momento se conservan localmente. En este caso, y por las propiedades de los tensores, sólo existe una posibilidad para que Rμν = 0 ó, usando la notación de Einstein, Rik = 0, y es que Λ = 0. En definitiva, que el pie de foto podría ser “El Dr. Einstein discutiendo [por lo de la interrogación] la posibilidad de que la constante cosmológica sea cero”.


Con esta entrada Experientia docet participa en el IX Carnaval de Matemáticas que este mes acoge Rescoldos en la trébede.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Cociente intelectual y longevidad podrían tener una base biológica común.


Investigaciones recientes han puesto de manifiesto que la inteligencia, entendida de forma restrictiva como aquello que miden los test de inteligencia (cociente de inteligencia, CI), se correlaciona con la longevidad. Así, Ian Deary, de la Universidad de Edimburgo (Reino Unido), afirma [1] que la inteligencia predice la mortalidad mejor que otros indicadores como el índice de masa corporal, el colesterol total, la presión sanguínea o el nivel de glucosa en sangre. No se sabe a ciencia cierta por qué esto es así. Hasta ahora se pensaba que podría estar relacionado con las pautas de comportamiento de las personas más inteligentes. Sin embargo, un estudio [2] encabezado por Gro Amdam, de la Universidad Noruega de Ciencias de la Vida y la Universidad de Arizona, viene a apoyar la idea, lanzada por Deary, de que la razón última es puramente biológica: las personas más inteligentes soportarían mejor el estrés oxidativo. Los resultados se publican en PloS ONE.

La mayoría de nosotros asume que la longevidad viene determinada por una combinación de los propios genes, la salud y el estilo de vida. Siguiendo esta lógica, se nos bombardea con publicidad sobre dietas/productos antienvejecimiento, diversas formas de ejercicio físico o prácticas para la reducción del estrés. Pero no se sabe la razón exacta por la que existe una correlación entre CI y longevidad.

Una posible explicación estaría en cómo los niños con alto CI se desenvuelven en la sociedad y en las decisiones que toman sobre su estilo de vida. Así, los niños con alto CI tendrían, en promedio, más educación y trabajos mejor remunerados en entornos que son más seguros y salubres. Además, los trabajadores en posiciones de gestión (desde encargados a altos directivos), puestos a los que es más probable que lleguen las personas con alto CI, experimentan una sensación mayor de control sobre la propia vida, lo que tiene su efecto sobre la fisiología y la salud.

A lo anterior se añade el hecho de que las personas con alto CI tienden a tener una mejor gestión de su salud y su estilo de vida: fuman menos, beben alcohol con mayor moderación, restringen más la ingesta de grasas, hacen más ejercicio, se hacen más chequeos médicos preventivos y tienden a seguir mejor las prescripciones médicas.

Pero más allá de simplemente tomar decisiones más juiciosas en la vida, podría ser que las personas con alto CI también tuviesen a la biología trabajando a su favor. Deary propuso el término “integridad del sistema” para referirse a la posible conexión biológica entre inteligencia y vida longeva: según esta idea un sistema bien conectado (integrado) no solamente tendría mejor rendimiento en los tests de inteligencia sino que sería menos susceptible a los ataques del entorno. El diseño experimental que ha realizado el grupo de Gro Amdam usando abejas tenía como objetivo comprobar esta idea; en concreto si la capacidad de aprendizaje está relacionada realmente con una capacidad general para soportar el estrés oxidativo, uno de los mecanismos que provocan el envejecimiento.

Las abejas melíferas se usan frecuentemente como modelo neurobiológico para el aprendizaje por varios motivos, entre otros porque pueden entrenarse, usando refuerzos positivos o negativos, para que retengan información. En el experimento del equipo de Amdam se fijaban abejas individualmente a una pajita para aprender a asociar un olor con una recompensa alimenticia, al más puro estilo Pavlov de condicionamiento. Tras tan sólo uno o dos intentos muchas abejas aprendieron a adelantar su proboscis (una trompa parecida a una lengua) anticipando la llegada de una gotita azucarada. A algunas abejas les llevó un poco más de tiempo; como nos pasa a los humanos, unos aprenden más rápido que otros.

Para simular el envejecimiento las mismas abejas se colocaban en tubos de plástico donde se las exponía a un ambiente rico en oxígeno, una prueba de estrés metabólico. Todos los animales necesitan oxígeno para respirar, pero un exceso hace que las células liberen radicales libres que rompen las membranas lo que hace que que las células se suiciden, lo que dispara el envejecimiento. Las abejas que aprendieron más rápidamente tendían a vivir más en estas condiciones (un promedio de 58,8 horas) que las que necesitaron más tiempo (que sobrevivían un promedio de 54,6), lo que sugiere que las primeras poseen un sistema antioxidante más robusto, capaz de eliminar mayor cantidad de radicales libres.

El equipo de Amdam sospecha que la resistencia general al estrés podría explicar por qué las que aprendieron rápidamente vivieron más. En las pruebas de aprendizaje las abejas que soportaron mejor el estrés de estar fijadas a la pajita habrían sido capaces de aprender más rápidamente que el olor anunciaba una golosina, y sería esta misma resistencia la que habría permitido a estas mismas abejas soportar mejor el estrés de estar en un ambiente rico en oxígeno.

Extrapolando esta hipótesis a los humanos podríamos decir que la capacidad para manejar el estrés podría ser un componente de la integridad del sistema de la que hablaba Deary; mejor capacidad general para soportar el estrés podría contribuir tanto a valores de CI más altos como a una vida más larga.

Vemos una vez más que correlación no implica causalidad. Si la hipótesis de Amdam et al. es correcta existiría un tercer factor biológico aún desconocido que sería la causa tanto del alto CI (evitamos conscientemente la palabra inteligencia) como de la longevidad.

[Un pequeño entretenimiento: ¿Quién es la persona de la fotografía? Pista 1: en la foto está dando una conferencia pública con 92 años; Pista 2: en este blog se habla de ciencia.]

Referencias:

[1]

Deary, I. (2008). Why do intelligent people live longer? Nature, 456 (7219), 175-176 DOI: 10.1038/456175a

[2]

Amdam, G., Fennern, E., Baker, N., & Rascón, B. (2010). Honeybee Associative Learning Performance and Metabolic Stress Resilience Are Positively Associated PLoS ONE, 5 (3) DOI: 10.1371/journal.pone.0009740